(Cambia redacción, agrega información y citas)Por Daina Beth SolomonWASHINGTON, 21 sep (Reuters) – El presidente de Estados
Unidos, Joe Biden, se enfrentó el martes a la ira bipartidista
por el manejo de un campamento fronterizo improvisado,
principalmente de haitianos, en Texas, con republicanos
quejándose de que la seguridad fue laxa y los demócratas
preocupados por la situación humanitaria.Las demandas contradictorias subrayaron los desafíos
políticos que enfrenta la administración de Biden mientras
intenta manejar un número récord de arribos de migrantes a la
frontera este año, lo que el senador republicano Mitt Romney
calificó el martes como un “desastre”.Los políticos republicanos, con la vista puesta en las
elecciones intermedias del 2022, se han apresurado a retratar el
campamento en expansión de unas 10,000 personas a la sombra de
un puente sobre el Río Grande como resultado del impulso de los
demócratas para poner fin a algunas restricciones migratorias.El gobernador de Texas, Greg Abbott, dijo que un punto poco
profundo al otro lado del río era un lugar obvio para reforzar
la frontera con más guardias a fin de evitar que las personas
lleguen a territorio estadounidense.Además, El líder de la mayoría en el Senado de Estados
Unidos, Chuck Schumer, también aumentó la presión el martes,
diciendo que “desafía el sentido común” expulsar a los migrantes
a Haití y mostrando su enojo por las tácticas utilizadas por los
guardias fronterizos para controlar a las multitudes.Varias agencias de Naciones Unidas (ONU) también externaron
preocupación por la deportación de migrantes a Haití, citando la
inestabilidad en la pobre nación caribeña, donde un asesinato
presidencial, el aumento de la violencia de las pandillas y un
gran terremoto han sembrado el caos en las últimas semanas.La agencia de la ONU para los refugiados dijo que las
expulsiones sin hacer una evaluación de las necesidades de
protección eran “sumarias”, “incompatibles con las normas
internacionales y pueden constituir una devolución”.La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, dijo que la
situación era compleja y que Estados Unidos necesitaba “hacer
mucho más” para apoyar las necesidades básicas de la población
de Haití.”La gente quiere quedarse en casa, no quiere salir de casa,
pero se va cuando no puede satisfacer sus necesidades básicas”,
dijo a periodistas.Varios centenares de personas han sido enviadas a Haití
desde el campamento en Del Río, Texas, desde el domingo. Miles
más han sido trasladadas a un centro de detención estadounidense
para su procesamiento y se han programado más vuelos. Uno llegó
a Haití el martes.La población del campamento alcanzó un máximo de 14,000
migrantes durante el fin de semana, pero desde entonces ha
disminuido.En Texas, tres haitianos escaparon momentáneamente de un
autobús que viajaba hacia Brownsville el lunes, según Jaime
Garza, subjefe de la Oficina del Alguacil del condado de
Kleberg. El autobús era uno de los dos que transportaban
inmigrantes haitianos desde la frontera, dijo.Los tres escaparon y corrieron, pero fueron detenidos de
inmediato, añadió.Autoridades mexicanas también detuvieron a algunos
haitianos, que han cruzado regularmente desde Del Río de regreso
a México para conseguir comida.Un equipo de Reuters presenció un incidente, donde varios
migrantes gritaron y protestaron cuando agentes mexicanos los
subieron a una camioneta del Instituto Nacional de Migración
(INM), que no respondió de inmediato a una solicitud de
comentarios sobre lo sucedido.”ayudando mucho”Un nuevo campamento ha ido creciendo en el lado mexicano,
donde los migrantes recibieron ayuda de grupos como la Cruz Roja
y Médicos Sin Fronteras, así como por la agencia de migración de
la ONU.Residentes de Ciudad Acuña llevaron comida a los migrantes.Surreane Petit, quien sostenía a su hijo de 3 años a su
lado, dijo que quedarse en México fue una gran mejora con
respecto al campamento de Estados Unidos. “Aquí el pueblo
mexicano está ayudando mucho”.”Allí teníamos hambre”, dijo Petit. “Debajo del puente no
hubo ayuda, no hubo ayuda”, lamentó.Relató que había vivido los últimos cinco años en Chile,
donde nació su hijo, pero decidió irse después de que los
cierres por la pandemia de coronavirus le dificultaron salir de
su casa para buscar trabajo.Luego de una oleada de críticas por un incidente en el que
agentes fronterizos estadounidenses con sombreros vaqueros
montados a caballos con sombreros usaron riendas como látigos
para intimidar a los migrantes, el secretario de Seguridad
Nacional, Alejandro Mayorkas, enfatizó que los oficiales estaban
brindando atención médica.Mayorkas dijo que estaba horrorizado por las imágenes del
maltrato, haciendo eco de las críticas cada vez más estridentes
de la Casa Blanca, que declaró que “no representan lo que somos
como país”.A pesar del riesgo de ser devueltos a Haití, muchos
migrantes permanecieron en el campamento de Del Río.Carly Pierre, de 40 años, relató que se estaba quedando ahí
porque vio la oportunidad de llegar a Estados Unidos con su
esposa y sus dos hijos, de 3 y 5 años, después de varios años
viviendo en Brasil.”Hay deportados y hay gente que va a entrar”, manifestó, con
los pantalones cortos todavía mojados por haber cruzado el río
para comprar hielo y refrescos en una tienda del lado mexicano.
(Reporte de Daina Beth Solomon en Ciudad Acuña. Reporte
adicional de Doina Chiacu en Washington, Kristina Cooke en San
Francisco, Mica Rosenberg en Nueva York y Stephanie Nebehay en
Ginebra. Edición de Bernadette Baum y Rosalba O’Brien. Editado
en español por Raúl Cortés Fernández, Sharay Angulo y Adriana
Barrera)

Fuente: La Nación

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