Enviar el telegrama de renuncia a una de las multinacionales número uno en el escalafón de los mejores lugares para trabajar en el mundo no es una decisión fácil de tomar y, menos aún, si es para emprender en un sector ajeno. Sin embargo, eso fue lo que hizo Rodrigo Ponce, un ingeniero informático que, a los 41 años, renunció a Google para sumarse como socio en AgroPro, una plataforma digital con foco en aumentar la eficiencia y sustentabilidad del negocio agrícola.“Bajarse de una compañía como Google y de una carrera corporativa en donde uno va escalando a distintas posiciones de liderazgo para emprender no es sencillo, pero yo lo hice absolutamente convencido. Siendo papá de cuatro hijos, uno se preocupa por el qué es lo que estamos comiendo y qué le estamos dejando a ellos. Ahora siento que estoy contribuyendo a eso y para mí es algo impagable”, dijo Ponce en diálogo con LA NACION.Domínguez llamó a los dirigentes de la Mesa de Enlace y los recibirá la próxima semanaPor el trabajo de su padre en el Banco Nación, no vivió más de dos años en un mismo lugar. Jujuy, Santa Fe, el interior de la provincia de Buenos Aires, Santa Cruz de las Sierras, en Bolivia, y San Pablo, en Brasil, fueron algunas de las ciudades por las que pasó. “No llegaba a terminar de adaptarme que me tenía que ir, era volver a empezar, dejar a mis amigos, mi casa y mis vínculos, era todo un desafío. Igual, mirándolo en retrospectiva me enseñó a ser resiliente, a adaptarme rápidamente a nuevos contextos y culturas”, indicó.Cuando terminó el colegio secundario, se mudó a Buenos Aires, se inscribió en la carrera de ingeniería informática y, en simultáneo, empezó a trabajar en áreas de tecnología de multinacionales como Zurich o Microsoft. Lo hizo primero con un perfil técnico y después en la parte comercial y de interacción con los clientes.En 2004, con 24 años, tomó su primer desafío. Renunció a Microsoft, donde tenía a su cargo toda la región Cono Sur para distintos pilares de productos, y junto a un compañero de la facultad fundó Quadrática SRL, una compañía de desarrollo software.“En ese momento no existía la inteligencia artificial ni la digitalización, pero nosotros hacíamos tecnología de punta en desarrollo Mobile y realidad virtual. Era una época muy complicada de la Argentina porque estábamos saliendo de la crisis de 2001?, expresó el emprendedor.Frente a este contexto, durante cuatro años trabajaron para hacer crecer la compañía. La potenciaron y en 2008 la vendieron a una empresa más grande y todo el equipo concentró sus energías en conformar la unidad de negocio de sus nuevos dueños.En 2012 dejó el equipo e hizo un nuevo giro en su vida: regresó al mundo de las multinacionales. “Cuando se es emprendedor llevás tus proyectos a su máximo nivel de competencia. Lo hacés crecer hasta donde uno puede y ahí, en ese momento, podés elegir entre sumar gente nueva al equipo de liderazgo o vender la compañía”, explicó.Eso fue lo que sintió para irse de lo que era Quadrática y empezar a trabajar en Tecnosoftware SA. Después también pasó por Oracle y, finalmente, en 2019 entró a Google, en donde se desempeñó como Country Manager Cloud para la Argentina y Uruguay.Rodrigo Ponce se desempeñó en diversas compañías Todo volvió a cambiar hace un año cuando conoció a Ignacio Eguren, CEO y fundador de AgroPro. “Me enamoré de la potencialidad, del equipo y la visión de Ignacio”, expresó. Así fue que, mientras la empresa transitaba su primera etapa, Ponce los acompañó como asesor y worldmember. En esta línea, después vino otro salto: “Decidí renunciar a Google para volver a emprender”.Así fue como se asoció a Eguren y pasó a ser COO (Chief Operating Officer) de AgroPro. “Es una plataforma de inteligencia que lo que hace es, además de permitirte llevar la gestión del ciclo productivo, guiarte para que tengas en cuenta el impacto ambiental, económico y técnico a lo largo del todo el ciclo productivo para tener la mejor ecuación económica y de sustentabilidad”, resumió.Un diputado de Lavagna dice que el Gobierno se quedó con $12.000 millones que eran para el campoEl hecho de tener una oportunidad de impactar en millones de personas en toda América Latina con su propio proyecto es una de las cosas que lo atrajo a este negocio. “En una multinacional vos no hablás directamente con un usuario final de la tecnología, es difícil que puedas conectar con cómo lo ayudaste. Generalmente hablás con una empresa que le resuelve el problema al usuario. Acá yo hablo directamente con el productor, tenés la posibilidad de palpar lo que generás con tu trabajo”, indicó.“Las multinacionales siempre tienen una zona de confort donde tenés un montón de paragolpes y paracaídas para no golpearte; en cambio, acá sabía que íbamos a ser solo nosotros. Tengo todas las energías puestas para afrontar este nuevo desafío”, agregó.

Fuente: La Nación

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