Las autoridades de Corea del Norte han asegurado este lunes que el acuerdo entre Estados Unidos y Australia para el desarrollo de submarinos de propulsión nuclear es una medida “extremadamente indeseable y peligrosa” y han asegurado que tomarán “contramedidas”.Así, han lamentado que esta situación pueda derivar en una carrera de armas nucleares y que su respuesta se dará en caso de que “haya un impacto adverso mínimo en la seguridad”, según han apuntado desde el Ministerio de Asuntos Exteriores, recoge la agencia surcoreana de noticias Yonhap.Este miércoles Estados Unidos anunció el lanzamiento de una nueva asociación de seguridad a tres bandas junto con Australia y Reino Unido, mediante la cual, uno de los puntos a tratar, consiste en dotar al país oceánico de la tecnología adecuada para desarrollar submarinos de propulsión nuclear.Según la agencia norcoreana KCNA, desde el Ministerio también se ha señalado que hay actos extremadamente indeseables y peligrosos que afectarán el equilibrio estratégico de la región de asiática del Indo-Pacífico y que se provocará una serie de carreras de armas nucleares.En esta línea, ha informado de que Corea del Norte está “investigando exhaustivamente el fondo” de esta cuestión desencadenada por convenio AUKUS –el acrónimo de las iniciales de los tres países angloparlantes–.”La actitud de dobles raseros de Estados Unidos socava las normas y órdenes internacionales universalmente aceptadas y amenaza gravemente la paz y estabilidad del mundo”, ha apuntado un portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores al respecto del Gobierno estadounidense y su presidente, Joe Biden.Este funcionario norcoreano ha respaldado por tanto la crítica de China y otros países vecinos, coincidiendo en que el acuerdo pone en jaque la estabilidad de la región y “sistema internacional de no proliferación nuclear”.También han añadido que esta situación pone de manifiesto la necesidad de no reducir las capacidades defensivas del país de cara al futuro, pues el entorno de seguridad internacional es cambiante.

Fuente: La Nación

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