Al menos, la confirmación de todo el equipo económico es contradictorio. Solo es necesario escuchar las voces que se oyeron, sean filtradas, fuera de micrófono o frente a él, o leer las “letras de molde” estampadas en una carta vicepresindencial, los motivos que en forma unánime usó el Gobierno para explicar la derrota tuvieron que ver con los magros resultados económicos, la inflación, la caída del salario real o el nivel de ajuste de este año. Sin embargo, todos los integrantes del gabinete que maneja los números y el comercio de la Argentina fueron confirmados en sus cargos.¿Cómo se entiende semejante contradicción? Imposible contestar ese interrogante. Pero más allá de las razones que llevaron a la dupla gobernante a mantener esos alfiles en el tablero, lo cierto es que lo hicieron. El lunes, cuando los nuevos funcionarios lleguen con sus pertrechos a los despachos, los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Producción, Matías Kulfas y de Trabajo, Claudio Moroni, bien los podrían recibir como sobrevivientes de la tormenta. A su lado, también podrían ser anfitriones Fernanda Raverta (Anses); Luana Volnovich (PAMI) y Mercedes Marcó del Pont (AFIP). Todos confirmados..Solo es necesario releer la carta de ayer para entender el nivel de la contradicción. “Señalé -escribió Cristina Kirchner unos párrafos antes de 18 “etc.” seguidos- que creía que se estaba llevando a cabo una política de ajuste fiscal equivocada que estaba impactando negativamente en la actividad económica y, por lo tanto, en el conjunto de la sociedad, y que, indudablemente, esto iba a tener consecuencias electorales. No lo dije una vez… me cansé de decirlo… y no solo al Presidente de la Nación. La respuesta siempre fue que no era así, que estaba equivocada y que, de acuerdo a las encuestas, íbamos a ganar “muy bien” las elecciones. Mi respuesta, invariablemente, era “no leo encuestas… leo economía y política y trato de ver la realidad”.Esos fueron, según sus palabras, los motivos de la derrota. Economía por donde se lo mire. Sin embargo, los funcionarios, también según su razonamiento, se mantuvieron atornillados en sus sillones.Bien podría darse el caso de que, más allá de lo que se dice, en el fondo se escondan otras razones para explicar la derrota en las urnas. No sería extraño encontrarse con la dualidad de lo que se dice y lo que se piensa. En ese caso, los funcionarios del gabinete económico habrán hecho las cosas bien y los que no funcionaron fueron los que no pudieron con la política, la seguridad o la ciencia, por citar algunos.El ministro Matías Kulfas sale de la Casa Rosada (Fabián Marelli/)Pero si este laberinto borgiano fuese así, que el lector sepa que es un intento de explicar lo inexplicable, pues en ese camino le esmeriló demasiado a un grupo de funcionario que, como ninguno en el Gabinete, necesita inspirar confianza.Para el final, un dato más. La Argentina necesita como pocos países salir al mundo y vender sus productos, además de encarar fuerte la discusión sobre el futuro del Mercosur. Esas negociaciones estarán ahora en manos de Santiago Cafiero, sindicado por todo el kirchnerismo como uno de los “funcionarios que no funcionan”. Se sabe desde hace tiempo que la política nunca deja en la calle a los compañeros de ruta. “Ya le van a pagar con alguna embajada”, se suele escuchar cuando un funcionario es desplazado. Parece demasiado caro entregar el Ministerio de Relaciones Exteriores.Pero Cafiero cotizó su salida y el Gobierno canceló con creces. Una nueva hora comienza -como decía una vieja FM-, para los negocios internacionales. De algo hay que estar seguros. Si Cafiero nieto se mantiene en su mismo herramental de excusas para explicar los problemas de la Casa Rosada, “los medios hegemónicos” cargarán ahora con una nueva mochila sobre la espalda: serán los responsables de que el mundo no compre productos argentinos.
Fuente: La Nación