Paula Pareto y el judo. Una relación de largos años, que encuentra un punto de inflexión: el retiro, ese instante en el que la intensidad desaparece como lo hace la luz cuando se activa el interruptor.Como símbolo de su conexión con el judo, un escenario de Buenos Aires recibe como a un familiar a Paula: el Jardín Japonés fue sede de muchas de sus exhibiciones y clínicas. En agosto, allí le hizo un reconocimiento la Fundación Cultural Argentino Japonesa, luego de que la “Peque” consumara su carrera con su participación en los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Más tarde, La Peque ofreció una exhibición. Y esta semana protagonizó un media day en el que también intervinieron los voleibolistas Luciano De Cecco y Yamila Nizetich. Pareto analizó para LA NACION su carrera, que llegó a su cúspide con la medalla dorada olímpica en Río de Janeiro 2016.La gloria máxima para un judoca: ser campeón olímpico; Paula Pareto la en Río de Janeiro 2016. (MAXIMILIANO AMENA/ENVIADO ESPECI/)–¿Cómo estás del codo, que tanto te dolió en Tokio y te permitió luchar a medias en los últimos combates?–Estoy bien. La verdad es que en el momento sí me j… bastante, pero no pasó nada. Al volver tampoco hice grandes cosas. Creo que está bien. Cuando me preguntan por eso, mi respuesta es «una vez me fracturé un codo pero recién me di cuenta cuando volví a hacer judo». Ahora, como no voy a volver a hacer judo, no sé. No sé qué lesión tuve. No me hice ningún estudio. Puedo realizar actividades de la vida diaria, así que estoy hecha.Algo tiene claro: no quiere dejar de lado por completo la parte deportiva. “De hecho, puedo ser médica deportóloga”, mencionó como opción para su futuro. “Estoy haciendo un posgrado en medicina deportiva, y si el día de mañana pudiera viajar como técnica o como médica, podría disfrutar desde otro lugar sin dejar de lado lo deportivo”, añadió.–Dejaste la competencia, pero dijiste hace un par de semanas que no podés parar, que seguís tus entrenamientos. ¿Es definitivo tu retiro?–La verdad es que no puedo parar [risa]. Me gusta hacer actividad física porque hace bien al cuerpo y a la mente, pero en judo en particular me cuesta. No digo que sufro, pero desde hacía varios meses no lo disfrutaba y el entrenamiento me costaba mucho por las lesiones. Muchas veces terminaba con impotencia por no poder hacer cosas específicas del deporte, y eso no estaba bueno, porque dejaba de disfrutar. Me daba bronca. Terminaba mal las clases. Hay que hacer las cosas hasta que uno las disfruta; cuando eso se termina, ya está. Si tuviera interés en volver, no podría, porque voy a ponerme a entrenarme y va a dolerme. Es como ser futbolista y no poder patear la pelota. Estoy feliz de haber llegado a los Juegos Olímpicos porque eran un objetivo muy importante. Llegué con aquello con lo que llegué. Lo di todo. Dejé en esa competencia hasta el último pedacito de músculo y articulación que me quedaba.”Dejé hasta el último pedacito de músculo y articulación que me quedaba”, subrayó Pareto sobre lo que hizo en Tokio 2020.–Te mostraste a disposición de la selección de judo, pero estás comenzando otra especialidad [medicina del deporte], algo que suele absorber mucho tiempo. ¿A qué te gustaría dedicarte más?–Bueno, creo que se puede hacer ambas cosas. Así como hice a la par el entrenamiento y la parte médica, también puedo seguir en formación médica mientras ayudo desde otro lado a los chicos que están formándose en lo técnico. Si me preguntás qué me gustaría, te diría que estar en las dos cosas, con más tiempo en la parte médica, así como antes prioricé un poco el deporte.Paula Pareto, en el calentamiento para una clínica de judo que tuvo lugar en el Jardín Japonés de Buenos Aires.–Rápidamente, sin profundizar, decí los dos primeros adjetivos que se te ocurran para describir tu carrera.–Sorpresa y esfuerzo.–Considerás que la falta de público, derivada de la pandemia, influyó de manera negativa en la psiquis y la motivación del deportista durante los Juegos de Tokio?–Yo creo que en la competencia en particular, no. Como deportistas, fuimos a competir y tuvimos la mentalidad en eso. Pero en el año previo sí afectó, mucho. Influyó en la preparación. El judo es un deporte de contacto y no tuvimos la posibilidad de entrenarnos con mucha gente en Argentina. Tampoco afuera. Mejoramos la parte física, que fue lo único que pudimos hacer, pero nosotros hacemos judo, no ejercicio… Entonces creo que eso se notó un poco en Tokio.Preparándose para combatir en los Juegos Olímpicos de Tokio, su última competencia, en la que terminó luchando a medias por dolor en un codo.Pareto, que ha manifestado que maneja su vida “a tope”, ofreció consejos para las personas que encarnan dos vidas a la vez, como lo hizo ella durante los últimos años, y reveló la fórmula para mantener todo en línea. Insistió en algo que mucha gente subestima: dormir. “Si no duermo, no rindo”, simplificó. “Es clave dormir 6 o 7 horas, por lo menos. En la pandemia, lo bueno fue que descansé un poco más: a las 10 de la noche ya estaba en la cama. Yo tengo que dormir 7 horas de promedio. Hasta antes de Tokio, cuando mi prioridad era llegar bien en lo físico, me proponía dormir 7 horas o más. Desde que soy chica escucho a amigos decir «me quedé estudiando toda la noche». Yo no: si no duermo, no rindo”, advierte.En algún momento Paula tuvo que dejar de entrenarse, pero nunca pensó abandonar uno de los dos frentes. “En el primer año de la universidad me tapaban los libros. Me costaba un poco coordinar ambas cuestiones”, recordó. Y se despidió con una enseñanza: “A quien quiera estudiar y practicar un deporte de alto rendimiento, mi recomendación es que lo haga. La clave es organizarse. Va a requerir un esfuerzo enorme, pero es posible hacer las dos cosas con orden y disciplina. Sepan que se puede”.

Fuente: La Nación

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