Hugo Porta cumplió 70 años el 11 de septiembre extrañando el intercambio telefónico con Héctor “Pochola” Silva, que un día antes habría cumplido 77. “Faltó la llamada, me sentí extraño. Siempre decíamos que éramos dos egoístas, que nos acordábamos de nuestros cumpleaños porque era uno pegado al otro”. Las dos glorias del rugby argentino, integrantes del podio de todos los tiempos, tenían una relación entrañable. Y ése es el primer sentimiento que surge cuando Porta empieza a repasar sus primeras siete décadas: los 70 del 10.Después de la melancolía por “Pochola”, Porta se asoma a la sorpresa: “El domingo me llamaron de un diario de Nueva Zelanda para pedirme opinión del partido de los Pumas con los All Blacks. Lo primero que me salió decirl fue “¡pero miren que ayer cumplí 70 años!”. Y el periodista me dijo que allá todavía muchos se acuerdan de mí. No lo esperaba”. Y cuenta otra: “Me llamó un tipo desde Malasia porque quieren armar una liga de rugby para jugadores livianos, para que tengan lugar los que pesan menos de 100 kilos. Debe de ser un negocio, pero nunca supe realmente para qué me quieren a mí”.El mejor rugbier argentino de la historia y uno de los mejores que tuvo este deporte mundialmente sigue sin perderse los tests internacionales. “Siempre me gustó el juego fluido, con más destrezas, pero hoy se lo ve menos. Los físicos de los jugadores son hasta exagerados. Y es preocupante el tema de las lesiones, sobre todo las cerebrales. Sudáfrica, por la cual siempre hincho, no se sale de su esquema. Juega siempre a lo mismo aunque vaya perdiendo. Los All Blacks, en cambio, siempre tienen alternativas”. De todos los aperturas, Porta se queda con Richie Mo’unga, por encima de Beauden Barrett.El botín mágico de Hugo Porta en acción; el apertura de los Pumas fue considerado el mejor jugador del mundo en 1985.Así como el sábado se cumplieron los 70 del 10, el domingo se dieron los 90 de otro 10, ya que Nicolás Sánchez llegó a esa cifra récord de partidos en los Pumas. “Tengo una muy buena relación con Nicolás. Es, sobre todo, una buena persona. Necesita mejorar su juego de ataque y creo que puede hacerlo. Es un gran pateador y un formidable defensor”.Porta se considera un afortunado. Dos de sus nietos, Juan Cruz Porta (hijo de Mariano) y Teo García Porta (hijo de Luciana), de 9 y 8 años, ya juegan al rugby en Banco Nación. “Juan Cruz se pone la pelota abajo del brazo y no se la pasa a nadie”, ríe Hugo. Su única nieta, Ema, de 13, hija de Luciana, también juega, pero al hockey, en el club en el que brilló su abuelo. De esa estrella en la vida recuerda un episodio crucial: Porta iba a festejar en Nueva York sus 50 años, con su mujer y sus dos hijos. “El 11 de septiembre estábamos en Londres y viajábamos el 12 a Nueva York. Estaba en un negocio y un hombre delante de mí empezó a llorar mientras hablaba por teléfono. «¡Están bombardeando Estados Unidos!», gritaba. Nos fuimos corriendo a un bar y vimos por la televisión cuando el segundo avión impactaba contra la otra torre. Fue desesperante. No sabíamos qué hacer, porque cerraron todos los aeropuertos, así que nos quedamos cinco días más en Londres. Y nos salvamos”, narra hoy.Hay una expresión a la que Porta siempre apela: “En la cancha es donde más libre me sentí”. La explica: “Al ser hijo único, al trabajar siempre en la empresa familiar, las decisiones eran de otros o compartidas. En cambio, en la cancha decidía yo. Afuera era Huguito, pero adentro era Hugo”.Hugo Porta en la cúspide del festejo de Banco Nación en Vélez, cuando el club le ganó un amistoso a nada menos que Inglaterra, en 1990.El ex capitán de los Pumas, ése que en un quiebre de cintura dejaba a tres rivales en el camino, el del botín mágico, el que fue considerado el mejor del mundo en 1985, el eje por el cual circulaba el Banco Nación que hizo historia, ríe de nuevo: “El lunes iba caminando y un kiosquero me gritó: «¿Qué dice de los Pumas, Huguito?». Miré a mi mujer y le dije: «¿Viste? Cumplí 70 años y uno que no me conoce me dice ‘Huguito’». Me sorprende y me halaga que la gente siga acordándose de mí”.
Fuente: La Nación