MIAMI.- El inesperado y nunca bienvenido aumento de casos de coronavirus que sufre actualmente Estados Unidos golpeó con mayor dureza en estados renuentes a vacunarse. Pero Florida es un caso aparte.Fuerte llamado del papa Francisco a que el mundo siga ayudando a AfganistánSi bien las autoridades de ese estado también se resistieron a decretar confinamientos y el uso obligatorio de barbijo, su prioridad fue vacunar a las personas mayores y vulnerables. El republicano Ron DeSantis, gobernador del estado, abrió enormes centros de vacunación y envió equipos de vacunación a comunidades de jubilados y residencias de ancianos. Y las personas más jóvenes también hicieron fila para recibir la vacuna.DeSantis y los expertos de salud pública esperaban un aumento de casos durante estos meses del verano boreal, ya que la gente se encierra en interiores con aire acondicionado. Pero lo que sucedió fue mucho peor de lo esperado: los casos se salieron de control. Y luego vinieron las hospitalizaciones y las muertes, que superan con creces las cifras que se manean actualmente en otros lugares de Estados Unidos.En esta foto distribuida por Impact Church, gente aguarda recibir la vacuna contra el COVID-19 en un evento organizado por esta iglesia en Jacksonville, Florida“Es un momento muy triste para todos” dice Natalie Dean, bioestadista en la Universidad Emory, que hasta hace poco tiempo trabajó en la Universidad de Florida. “Nadie hubiera imaginado que alguna vez volveríamos a esta situación.”Lo sucedido en Florida funciona como una advertencia. Estados Unidos utilizó las vacunas como su principal arma contra la pandemia. Pero el caso de Florida demuestra que incluso un estado que incentivó la vacunación –Florida ocupa el puesto 21 entre los estados que dieron al menos una dosis a las personas de todas las edades habilitadas para recibir la vacuna– puede ser arrasado por la variante delta.Juanita Moody, la criptógrafa que ayudó a evitar una guerra nuclear entre EE.UU. y la Unión SoviéticaLas morgues y los crematorios están o van camino a estar saturados. En Orlando y Tampa, las empresas de servicios públicos les solicitaron a los residentes que traten de reducir el consumo de agua, para que el oxígeno líquido, que se usa para la potabilización del agua, pueda reservarse para los hospitales. El viernes, Florida registró un promedio de 242 muertes diarias por coronavirus, casi la misma cantidad que la suma de las muertes de California y Texas.La mejor explicación de lo sucedido es que los índices de vacunación de Florida eran buenos, pero no lo suficiente en relación con la composición demográfica de su población. El estado tiene tantos adultos mayores que incluso habiendo vacunado a una gran mayoría, otros 800.000 quedaron sin protección. Y las tasas de vacunación entre los jóvenes fueron dispares, de modo que había grupos de personas que seguían en riesgo.La gente espera en fila para obtener la vacuna contra el coronavirus en el centro de rehabilitación Christine E. Lynn en Florida (SCOTT MCINTYRE/)Según Dean, los planificadores de políticas públicas deben entender que para controlar esta variante más contagiosa del virus, las tasas de vacunación deben ser más altas de lo previsto originalmente.“Las cosas pueden irse de las manos”, dice Dean. “Y es algo que también puede suceder en otros estados.”Traducción de Jaime Arrambide

Fuente: La Nación

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