¿Qué sucedería si los trabajadores ganasen tres o cinco veces lo que ganan actualmente? Seguramente nuestro país sería distinto porque los trabajadores y sus familias estarían mejor y el resto de la sociedad, también.Los empleadores y sus emprendimientos en los países desarrollados, en los que se pagan entre tres y cinco veces los de la Argentina, crecen más que en donde se pagan sueldos escasos, como el nuestro. Paradójicamente, donde los salarios son pobres, las empresas crecen menos. Entonces, ¿qué deberíamos hacer para mejorar los salarios? Hace no muchos años nadie tenía la respuesta. Recordemos que el desarrollo económico tal como lo conocemos hoy solo tiene algo más de 100 años, siendo el mundo muy distinto al anterior, en el que la mayor parte de la población mundial era pobre y pasaba hambre.Gracias al desarrollo dejaron de ser pobres millones de personas y también se logró el conocimiento sobre la economía de las naciones. Hoy se sabe que la prosperidad de los pobres crea una economía diferente, amplía los mercados y genera más dinamismo y creatividad; la sociedad prospera de abajo hacia arriba. Todavía en 1979 y 1995, dos premios Nobel de Economía, Lewis y Lucas, se preguntaban, sin tener respuesta, qué debían hacer los gobiernos para que sus países crezcan como los prósperos. Recientemente se conocieron las respuestas, entre ellas, la mencionada por Mario Vargas Llosa: “Los legisladores y gobernantes por primera vez en la historia de la humanidad pueden elegir que sus países sean pobres o desarrollados”. Ahora se sabe qué tienen que hacer para que sus países crezcan como los desarrollados.Para que los trabajadores tengan ingresos dignos y oportunidades de empleo se debe establecer un clima favorable a los emprendimientos que son los que crean empleo y la riqueza de las naciones. El marco legal que acompaña al empleo en casi todos los países pobres, en los que los salarios son insuficientes, demuestra que debe ser sustituido por el de los países desarrollados, donde el pleno empleo mejoró los salarios, al mismo tiempo que la creación de riqueza producida por el elevado número de trabajadores generó desarrollo.En estos países, la protección de los trabajadores es mediante los seguros sociales, que, al no atacar a los empleadores, permiten que su cantidad aumente. Así, con más emprendimientos, hay más empleo y disminuye la pobreza. En la Argentina la generación de empleo está fuertemente contrariada por las cláusulas indemnizatorias de la ley de contrato de trabajo y las anexas, que penalizan a los empleadores y dan lugar al gran negocio de la mafia de los juicios laborales. De este modo, se desalientan los emprendimientos y consecuentemente la creación de empleo. Existe, sin embargo, una excepción: la industria de la construcción, en la que se protege al trabajador mediante el denominado Fondo de Cese Laboral. Con este instrumento, el costo del despido es depositado mensualmente por el empleador.La capacidad de nuestra economía para generar riqueza, empleo, crecimiento, equidad social y salir de la recesión es una realidad, aunque no es tarea fácil. Pero ahora sabemos qué hay que hacer. La Argentina tiene todas las condiciones para ser uno de los países de mayor crecimiento del mundo, como lo fue hace 100 años, cuando se empezó a conocer lo que hoy se denomina “desarrollo económico”; en aquel entonces nuestro país era uno de los más desarrollados junto a EE.UU. e Inglaterra. De lograr este cambio, el PBI per cápita crecería de los 10.683 dólares en 2018 a 62.000 dólares en 2030 -es decir, el 80% del de los EE.UU. proyectado para ese año-, tal como ocurrió antes de 1930 -si es que no lo superamos- y con menos de 5% de pobres.Miembro del Departamento de Política Social de la UIA. Autor del libro Pleno empleo
Fuente: La Nación