TOKIO.- Son lágrimas de desconsuelo, es la desazón de la oportunidad perdida. Aquí y allá, abrazos finales que intentan curar el alma y apaciguar el dolor. La angustia cala muy hondo y Belén Succi es la imagen de la tristeza, del vacío. Se terminó: las Leonas deberán esperar hasta los Juegos de París 2024 para tentar otra chance de conquistar la esquiva medalla dorada olímpica, una deuda histórica de esta selección. Pero muy pronto, seguro durante la vuelta a casa, empezarán a valorar una medalla de plata que tiene un gran significado, porque es el símbolo de la resiliencia y la capacidad para reponerse, después de mil y un complicaciones extradeportivas relacionadas con la pandemia. Ya en el podio empezaron a verse en las chicas las sonrisas y los aplausos a la tribuna; estaban reconfortadas por haber ofrecido todo. De a poco, iban procesando sus sentimientos.Los Países Bajos ratificó su condición de monarca femenino: se impuso por 3-1, ganó el oro en Tokio 2020 y agregó otra gema a su impresionante historial, después del título del Mundial 2018. Las Leonas se quedan con un subcampeonato que hasta quizás no estaba en los planes, a juzgar por las condiciones en que había llegado el equipo. Lo mejor: no haberse rendido jamás, dentro de un partido siempre adverso. “¡Para adelante, para adelante!”, gritaba desde el arco Succi en el tramo final. Entregaron todo para intentar revertir un partido imposible. Porque lo que siempre estuvo claro es que la Argentina partía desde un escalón inferior a nivel colectivo y se encontraba ante el desafío de una hazaña, prácticamente. No lo consiguió, pero su aventura por Tokio resultó altamente positiva y mantiene a las Leonas en la elite del hockey mundial. Además, volvió a los primeros planos en citas grandes después de las frustraciones en cuartos de final en los Juegos de Río 2016 y el Mundial 2018.Países Bajos vence a las Leonas en la final (Santiago Filipuzzi/)El futuro es prometedor, a partir del material humano y ese ADN que se mantiene innegociable con el transcurso de los años, el del espíritu a todo prueba y el del fuego sagrado. Todas quieren formar parte de este seleccionado, nadie se quiere ir. Y hay un mensaje de superación deportiva que se transmite de generación en generación. Pero estará en manos de la dirigencia de la Confederación Argentina de Hockey, comandada por Aníbal Fernández, en darle una nueva dirección a los seleccionados nacionales (incluidos los Leones). Un factor clave será reflotar la detección de talentos con la creación de centros de desarrollo regionales, para que todas las chicas sientan que cuentan con la misma chance de llegar a la selección y, que no circunscriba solo al epicentro de Buenos Aires. Los resultados deportivos están; falta fortalecer la estructura para que las selecciones puedan aumentar su condición adquirida de potencia. Otra cuestión será la conformación de los nuevos cuerpos técnicos, pero para los nuevos nombres todavía falta. Siempre desde la adversidadA la Argentina le costó acomodarse en los primeros minutos del cuarto inicial. Los Países Bajos enseguida encontró la forma de desplegar a sus jugadoras en todo el frente del ataque y rodeó al equipo nacional, que vivió el primer sofocón con un córner corto que impactó en el travesaño. Pero después, plantó bases en el terreno de juego y mantuvo a raya al campeón del mundo, que suele activar cada movimiento siempre en función de un nuevo ataque. Incluso, las Leonas tuvieron su primera ocasión de riesgo con un tiro defectuoso de Micaela Retegui. Entonces, el desarrollo se insinuaba equilibrado, una sensación que duraría poco.El aliento del grupo celeste desde las tribunas –todos allegados, por supuesto ningún hincha- empezó a hacerse sentir en el estadio. “¡Olé, Olé, Olé, cada día te quiero más!”. Y las Leonas, que apostaban al pase filtrado al corazón del área neerlandesa, empezaron a sufrir de nuevo a partir de las incursiones permanentes al círculo defendido por Succi. Frederique Matla, la jugadora más peligrosa, generó continuos dolores de cabeza y fue ella quien, promediando el segundo cuarto, arrastró para anotar el primer tanto, cerca del poste derecho de la arquera del CASI.Países Bajos vence a las Leonas en la final (Santiago Filipuzzi/)El acoso fue total en ese segundo período, al punto de que los Países Bajos volvió a anotar de córner corto, esta vez a través de Caia van Maasakker. Faltaba muchísimo todavía, aunque daba la impresión de que el partido estaría definido: las naranjas eran un conjunto sólido en todas las líneas, incisivo en cada sector, mientras que las Leonas quedaban sujetas a las continuas agresiones, apenas apostando a algún arresto individual y siempre bajo presión. El efecto devastador se agravó con el tercer gol de Maasakker y así se estaba yendo un segundo cuarto fatídico para el conjunto nacional, que padeció 3 de 5 oportunidades desde la jugada fija. Así y todo, Agustina Gorzelany se las arregló para descontar justo antes del final de la primera mitad, tras una bocha de córner corto que le pasó entre las piernas de la guardavallas.La Argentina necesitaba profundidad para seguir acortando distancias en el tercer cuarto y ponerse a tiro del partido. Agustina Albertarrio, María José Granatto y Delfina Merino hacían lo imposible para abrirse camino, pero había que desarticular el dispositivo propuesto por la directora técnica Alyson Annan. Todo era muy cuesta arriba, a fuerza de coraje, garra, pero también lucidez para encontrar los puntos débiles del rival.El último período mostró a las Leonas decididas a conseguir ese segundo gol que podía desestabilizar anímicamente a las neerlandesas. Más allá de los buenos intentos y la búsqueda incesante de las chicas, los Países Bajos fueron un justo ganador y postergaron una vez más el sueño de Leonas, que volverán a intentarlo en París 2024. No contemplan otra posibilidad.

Fuente: La Nación

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