El representante argentino en canoaje sprint Rubén Rézola finalizó su participación en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 en el puesto 15 de la especialidad K1 200 y acusó fuertemente a la federación de su deporte de faltar de respeto y de haberle quitardo la beca durante meses. “Me gustaría que algunas cuestiones federativas mejoraran, sobre todo en contemplar la salud mental. Me quitaron la beca por unos cuatro o cinco meses porque no pude asistir a una concentración, pero mentalmente no estaba preparado para concentrarme lejos de casa. Merezco una disculpa pública”, expresó el santafesino luego de ser penúltimo en la final B.“Tuve hasta que trabajar para pagar mi alquiler y gastos. Mi vieja, mi novia y mi familia tuvieron que ayudarme”, agregó el palista de 30 años, con bronca, tristeza y al borde del llanto, un estado anímico muy diferente al de su compatriota Brenda Rojas, de 25, que no superó su semifinal pero estaba entusiasmada por haber competido en el más alto nivel mundial.Valentina Raposo: la pichona de Rognoni por la que apostó Chapa Retegui en las LeonasRézola había finalizado séptimo también en su semifinal, en 36s552/1000. En la definición B, por los puestos 9 a 16, registró 36s775/1000, y ese tiempo lo ubicó 15º en la clasificación general.El reclamo del palista continuó: “Espero que nunca más le falten el respeto a un atleta de alto rendimiento. No hice nada fuera de lo común y fuera de la reglamentación. Simplemente pedí permiso para poder entrenarme desde mi casa, y creo que la federación debería cambiar su reglamento porque cada atleta debe poder elegir con quién entrenarse”.Por otra parte, Rézola analizó su participación en Tokio 2020. “Di todo en cuanto a mis posibilidades. Estuve con un dolor de muñeca debido a una caída, pero dentro de todo pude remar bien. Me habría gustado en la final B tener mejores sensaciones que en la semifinal, pero estoy contento por haber llegado hasta acá”, comentó.Tokio 2020 fue su tercera experiencia olímpica, ya que Rézola había participado en Londres 2012 junto al barilochense Miguel Correa, con quien logró la quinta colocación –diploma olímpico– en la final de K2 200 metros, y en Río de Janeiro 2016, cuando quedó octavo en la final B de K1 200. Ahora subió un puesto respecto a aquello.

Fuente: La Nación

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