En Black Widow, Florence Pugh parece cómoda en su rol de superheroína capaz de sobrevivir a grandes explosiones, compartir dramas familiares o establecer un tono de comedia descontracturada. Y ese trabajo demuestra cómo a sus 25 años, esta actriz encontró un estilo propio en Hollywood, aunque ese camino presentó varios obstáculos que, en más de una oportunidad, parecían llevarla hacia otra dirección.Una infancia en EspañaFlorence Pugh junto a su padre (Captura/)La historia de Florence Pugh comienza el 3 de enero de 1996, en Inglaterra. En la ciudad de Oxford, su padre dirigía un restaurant, y su abuelo tenía una verdulería y un pub (“Éramos una familia de comer mucho”, confesó ella entre risas, alguna vez). La vida en ese lugar era buena para ellos, pero inesperadamente debieron plantear una mudanza. La pequeña Florence sufría de un grave cuadro respiratorio que inicialmente fue diagnosticado como asma (luego se confirmó que era traqueomalacia, una dolencia que presentadebilidad y flacidez de las paredes de la tráquea), y eso la llevaba a sufrir prolongadas internaciones en distintos hospitales. Eventualmente, los médicos sugirieron que la niña se traslade a un lugar con un clima más cálido. De ese modo, a la edad de tres, Florence se instaló junto a su familia en Andalucía, España.Esa época en la que cambió la geografía de su entorno, resultó muy importante para la actriz, que en una nota explicó: “Cuando recuerdo esa época, me pone muy feliz haber tenido esa infancia, en la que todo el tiempo entraba y salía del agua, pedaleaba por todos los caminos, y me daban caramelos en el kiosco”. A sus seis años, Florence y su familia regresaron a Inglaterra, y allí tuvo una experiencia que cambió su vida.En su colegio se puso en marcha una obra de teatro para celebrar la navidad, y Pugh fue elegida para interpretar a María. Para ella, la posibilidad de actuar era un juego más, pero pronto descubrió ahí el germen de una poderosa vocación. En una charla, la actriz rememoró el significado de esa experiencia: “Fue la primera vez en la que comprendí el poder que implicaba estar sobre un escenario. Me acuerdo que pensé: “Dios, están esperándome, escuchan con atención todo lo que estoy diciendo, y acá tengo un control completo”.Desde ese momento, la actuación se convirtió en su gran pasión, y cada una de las obras escolares que surgía era la excusa para darle continuidad a ese amor. El canto y tocar la guitarra eran otras formas de expresar ese interés, y su madre grababa muchos de los covers que una adolescente Florence hacía de sus temas favoritos. Finalmente, y apenas terminó sus estudios en el colegio, tuvo su primera oferta para actuar de manera profesional.Primeros pasos y el arte de redescubrirseFlorence Pugh (Captura/)Su hermano mayor, Toby Sebastian, también buscaba convertirse en actor, y por ese motivo se presentaba a muchos castings (eventualmente encontró su oportunidad cuando encarnó a Trystane Martell, en Game of Thrones). A Florence la exposición a tantas entrevistas la intimidaba, y no sabía si tendría la fortaleza necesaria para atravesar una infinidad de castings. Pero cuando grabó su primera prueba, la directora Carol Morley la convocó para trabajar en un drama adolescente titulado The Falling, en el que compartió pantalla junto a Maisie Williams. Ese film, aunque pequeño, le permitió a Florence demostrar su solidez como intérprete, y fue un auspicioso primer paso que le valió ser nominada en la categoría Mejor nueva actriz en el Festival de cine de Londres, en el 2014. View this post on Instagram A post shared by Florence Pugh (@florencepugh)Al año siguiente, Pugh viajó a Los Angeles para protagonizar el piloto de una serie televisiva llamada Studio City, junto a Heather Graham y Eric McCormack. Esa experiencia la marcó a fuego, y le significó el saber lo cruel que puede ser la industria con alguien que busca granjearse un nombre. Según contó en varias entrevistas, apenas puso en pie en esa ciudad, varios productores intentaron persuadirla para que baje de peso: “Lo que en ese momento noté de Hollywood, es que si vas muy segura sobre quién sos y qué querés hacer, ellos van a valorarte un montón. Pero si vas sin tener idea qué es lo que representás, y te mostrás como un lienzo en blanco, te van a convertir en lo que ellos necesitan de vos, y no mucho más”.El piloto de Studio City fracasó y jamás llegó a convertirse en una serie, pero eso no significó que Pugh no hubiera aprendido la lección. Sin perder tiempo, la actriz se subió a un avión de regreso a Inglaterra, pero antes se dijo a sí misma: “Prometo no regresar acá hasta no saber con precisión quién soy yo”.En el 2016, Pugh se sumó a Lady Macbeth para interpretar a Katherine Lester, una mujer que sufre los destratos de un marido que la duplica en edad, y que no siente por ella ningún tipo de amor. La actriz se sintió profundamente interpelada por un personaje que fue el mejor antídoto para la desabrida experiencia de Los Angeles, una heroína que, un poco como ella, debía definir su lugar y luchar por conseguir sus objetivos. En una nota de la época, describió cómo fue ese rol: “Me gustó sentirme así de visceral, sentirme desnuda. Cada vez que me ofrecen un personaje perfecto, siento pánico”.El boom MidsommarLuego de participar en la serie de televisión Marcella, la actriz estuvo junto a Anthony Hopkins en una adaptación televisiva de El rey Lear. Ese título continúo pavimentando el nombre de Pugh como una referente de su generación, y también le permitió conocer a una mujer que pronto se reveló como una de sus maestras, Emma Thomson. Compartir un trabajo con la experimentada artista, fue una experiencia invaluable, que así recordó en un artículo: “Contar con esa sabiduría femenina a diario, fue algo muy poderoso. No hubo un solo día en el que ella no me educara con respecto a algo, aunque fuera dándome un libro o recomendándome un podcast”.También en 2018, Pugh formó parte de la miniserie The Little Drummer Girl, dirigida por Park Chan-wook (director de Oldboy). En esa ficción interpretó a una joven involucrada en un mundo de espionaje, y su actuación recibió elogios generalizados, que incluyeron los del propio John le Carré, escritor de la novela en la que se basó esa serie. El impacto que causó en el novelista fue tan grande, que en su siguiente libro, le Carré agregó a un personaje llamado Florence en honor a la actriz.La carrera de Pugh logró finalmente un impulso vital en 2019, gracias a tres proyectos. Primero fue el estreno de Fighting with My Family, un film basado en la vida de Saraya-Jade Bevis, una luchadora libre profesional; a través de la vida de esa mujer, encontró uno de esos personajes que tanto le fascinan, y que le permiten navegar por el drama en un tono que coquetea con la comedia. Ese título también le exigió poner el cuerpo en escenas de pelea, un mundo que aún no había explorado y que rápidamente la entusiasmó.A ese proyecto le continuó esa gran pieza de terror llamada Midsommar, en donde ella compone a una turista que termina convertida en víctima de un cruento ritual. Ese largometraje no tardó en convertirse en una de las sorpresas del año, una historia terrorífica que en muchos aspectos, remitía a una de las mejores épocas que tuvo ese género. Para Pugh, interpretar el calvario que atraviesa Dani, su personaje, fue un verdadero reto: “Estaba muy asustada, porque en mi vida ni siquiera estuve cerca de experimentar un dolor de ese tipo. Entonces lo que hacía, era imaginarme a todos los miembros de mi familia en un ataúd. No tengo idea qué consecuencias tendrá todo ese trabajo en mi salud mental”.Midsommar elevó tanto la popularidad de Pugh que, en honor a ese proyecto, ella se hizo un tatuaje en referencia al film. El 2019 no termina y aún faltaba otro gran largometraje, basado en un clásico de la literatura.Entre mujercitas y espíasCuando Greta Gerwig anunció que iba a realizar una adaptación de Mujercitas, de la que iban a participar Meryl Streep, Emma Watson, Laura Dern y Saoirse Ronan, el nombre de Florence Pugh fue la gran sorpresa. Quienes seguían sus trabajos, sabían que ella tenía la capacidad de jugarle de igual a igual a esas mujeres íconos del cine, y por ese motivo, es que Mujercitas fue una suerte de graduación para ella.A Pugh le tocó interpretar a Amy, quizá la hermana menos popular de las creadas por Louisa May Alcott. Sin embargo, gracias a la mirada de Gerwig (que supo en dónde tomar distancia de la obra original), y de la sensibilidad de la actriz, Amy logró una tridimensionalidad que nunca tuvo en ninguna adaptación previa.“Amo los personajes malcriados”, contó en una entrevista Pugh, y agregó: “Ellos siempre representan las voces que tenemos en la cabeza. Básicamente, Amy siempre dice lo que se le canta, y no se hace mucho problema al respecto. Así que ni hablar que yo estaba más que entusiasmada por interpretarla. Y luego de una experiencia como la de Midsommar, Amy March fue mi mejor terapia, jugando con el vestuario y coqueteando con Timothée Chalamet todo el tiempo. Fue algo genial”. Por ese rol recibió su primera nominación al Oscar, en el rubro mejor actriz de reparto.Debido a la pandemia, su siguiente film se demoró poco más de un año en llegar a la pantalla. En Black Widow, Pugh interpreta a Yelena Belova, la hermana menor de la Viuda Negra, y quien está destinada a convertirse en una nueva figura importante en el universo Marvel (de hecho, ya está confirmada su participación en la serie de Hawkeye, a estrenarse en 2022 en Disney+). View this post on Instagram A post shared by Florence Pugh (@florencepugh)Sin lugar a dudas, no hay nadie como Florence Pugh en el cine actual. Ella se muestra en redes sociales de forma descontracturada, riéndose de sí misma y proyectando una imagen muy distinta a la actrices de otras generaciones, que entre tanta (presunta) perfección, terminaban por desangelarse. En menos de diez años, Pugh encontró en cada proyecto, un nuevo desafío y un ejercicio por no repetirse. Su versatilidad le permite saltar de la acción, al terror o el drama, dejando en cada trabajo su firma, sin que eso le signifique perder de vista eso que comprendió en su primera visita a Los Angeles. Y es que en Hollywood, antes de buscar un proyecto, es necesario encontrar una voz propia y definir quién querés ser en esa industria.

Fuente: La Nación

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