En su rol de diputado nacional, Máximo Kirchner se preguntó la semana pasada: “Si un laboratorio nos obligó a cambiar todo el andamiaje, ¿Cómo vamos a hacer con el FMI?”. Lo escuchaba el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que brindaba su informe de gestión ante el Congreso. Vinculó así dos temas extremadamente delicados para el gobierno de Alberto Fernández: la relación con los laboratorios de origen norteamericano, especialmente con Pfizer; y la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.El Presidente aludió hoy a ese comentario. “Comparto ciento por ciento el señalamiento que hizo Máximo. Lo que planteó es que estamos en un país que confía más en lo que dice The Lancet que la ANMAT”, dijo en una entrevista en radio 10. Y agregó, justificando su decreto para allanar la llegada de las vacunas de los laboratorios de los Estados Unidos: “No tengo cuestiones ideológicas, fui a buscar vacunas a todos lados. En este tema lo que menos me importa es la ideología, lo único que me preocupa es la salud de la gente”. Además, cuestionó a la oposición, que fue el sector que impulsó desde hace meses un proyecto de ley para negociar dosis con Pfizer. “Hicieron un barullo innecesario. Generaron miedo a la gente”, dijo. Y evitó responder a las críticas que le destinó Elisa Carrió. “Tengo ganas de mirar para adelante. Se equivocó”, señaló Fernández. El mensaje de Máximo Kirchner fue el jueves pasado. Al día siguiente, en los festejos por el 9 de julio, el Presidente dio su versión, en lo que pareció una respuesta a lo planteado por el hijo de Cristina Kirchner. “Si alguien espera que yo claudique ante los acreedores o ante un laboratorio, se equivoca, no lo voy a hacer, antes me voy a mi casa”, buscó aclarar Fernández con la histórica casa de la independencia como telón de fondo, en el acto central por Día de la Independencia.

Fuente: La Nación

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