El anuncio estaba pensado para el domingo, pero el dato se filtró justo en las horas previas al partido de Argentina por la Copa América. Luego de una ronda de consultas que incluyeron al presidente Alberto Fernández y a su ministro de Economía, Martín Guzmán, el Banco Central y la Comisión Nacional de Valores (CNV) definieron las nuevas restricciones para empresas y bancos en la compra de dólares en la modalidad contado con liquidación, medidas que van en clara línea con la premisa del “dólar quieto”, fundamental para la estrategia electoral de la Casa Rosada.Durante el fin de semana largo, el Presidente y su equipo económico (con Guzmán en Italia, en medio de la negociación con el FMI) dieron el okey a las decisiones, que presentan como “una norma operativa que no cambia las reglas el juego”, pero que en los hechos limita a referentes de grupos económicos que, según los funcionarios, utilizaban una “doble vía” (a través de sus empresas y a título personal) para hacerse de la moneda norteamericana con “avivadas”.Un “examigo” revela secretos de Cristóbal LópezDesde el Banco Central presentan la decisión como una “muestra de coordinación” entre Guzmán y el titular de la entidad, Miguel Angel Pesce, con el propósito de dar por concluidas las públicas diferencias que ambos tuvieron en el pasado en torno a la política cambiaria. Coinciden en Economía, donde califican las medidas como “focalizadas en empresas, no en los ahorristas”, y donde confiaban, al menos en el inicio de la jornada, en que al mercado no le iban “a caer mal porque es una adaptación técnica de los controles que ya existen”.En el Gobierno reconocen que un dólar “planchado” forma parte de la estrategia para las elecciones, centrada en tres ejes: unidad política, la provisión de vacunas e incentivos al consumo y medidas (como el bono a jubilados) para “poner plata en el bolsillo” de los argentinos. “Con todo lo que se está haciendo, el dólar debería estar más o menos tranquilo, por más tiempo que el electoral”, se ilusionan desde el oficialismo, más allá de que el aumento de la divisa en los últimos días encendió algunas alarmas. “No hay bomba devaluatoria después de las elecciones”, insisten en distintos despachos oficiales.En la Casa Rosada creen que el ancla al precio del dólar, y las compras de divisas que viene desarrollando el Banco Central, se complementan con medidas de control para alcanzar un índice de inflación “lo más bajo posible” para los próximos meses. En paralelo, apuestan a la “agenda de recuperación económica”. “Horizonte de futuro” es el latiguillo de los funcionarios para definir el mensaje electoral del Frente de Todos, que sin dudas incluirá duras críticas a “lo que hizo Juntos por el Cambio cuando estuvo en el gobierno”, según comentaron cerca de un ministro clave que rodea al Presidente.Mientras evalúan la respuesta del mercado, en el oficialismo se suceden las reuniones con tono preelectoral. La primera, en Casa Rosada y hacia el mediodía, nuclea al Presidente y sus dirigentes más cercanos: el jefe de gabinete, Santiago Cafiero; el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello; la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y el vocero Juan Pablo Biondi, más el asesor Juan Manuel Olmos y el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis. “No habrá decisión de candidaturas sin la opinión del Presidente”, aseguró un allegado al primer mandatario, y reiteró que hay “derecho a veto cruzado”, tanto de su parte como de la vicepresidenta Cristina Kirchner.

Fuente: La Nación

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