“Mire que es lindo mi país, paisano”, cantaba Argentino Luna con una mirada entrañable sobre la Argentina y los argentinos. Y eso que vivió hasta 2011. Tampoco es cuestión de andar cambiando todo el tiempo la letra de los hits según pasan los años y, especialmente, los gobiernos.No hay dudas de que tenemos flor de país… y flor de paisanos. Son tan poco creíbles las arengas para superar la grieta como cándidos los pronósticos de que vamos a salir más buenos de la pandemia.Falta para comprobarlo, pero al desconocer la fecha de ese abrazo genuino en el templo de la bondad suprema, aprovechamos la coyuntura para seguir a las trompadas. Es que, como sucede con la pelota, la grieta no se mancha.“La Argentina no es ese país de mierda que nos quieren retratar”, dijo con sentida melancolía el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero. A lo que su par bonaerense, Carlos Bianco, agregó con sutileza de rinoceronte y perfil de estadista: “Hay una parte de la oposición que ni siquiera está empujando una cuestión de odio entre los argentinos, sino que dio un salto que ni siquiera el fascismo, el nazismo o alguna autocracia europea se animó a hacerlo, que es odiar al país”.“El gabinete [de Alberto Fernández] es muy porteño, muy blanco, muy clasemediero y muy progre”, dijo por su parte Juan Grabois, tratando de que la dura consistencia de la polenta impida al juguito del asado caer en la grieta del Gobierno. A propósito, qué moderado sigue siendo el paisano Aníbal Fernández: tildó de “bestia, incompetente, inútil y alcornoque” a Graciela Ocaña, que lo denunció por el Plan Qunita. Para seguir con el diminutivo, la pobre Gracielita nunca va a conseguir que la defienda Dondita.Hay otras grietas menos ruidosas, pero de cavado profundo: Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal jugaron fuerte el juego de la soga hasta que la Piba la soltó de golpe y Heidi cayó sentada sobre las promesas que les había hecho a los bonaerenses. Y tras deshojar la misma margarita de hace cuatro años en que se negó a ser segundo de lista, el cocólogo Manes le puso primera a la UCR para que Pro le resigne el primer lugar en la nómina de candidatos. Y ahí saltó Lilita, que se mandó a mudar agarrando la misma carterita con la que plantó a Pino (valga la asociación botánica).El intendente de Vicente López, en tanto, se atragantó con el salto de Santilli (¡viva la cacofonía!) a la provincia de Buenos Aires y desmintió que fuera idea suya el video en el que toma distancia del primo Mauricio, con su imagen de fondo y el eslogan “Macri, más Jorge que Macri”.La que se perdió don Luna… La paisanada está que arde.

Fuente: La Nación

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