WASHINGTON (AP) — El gobierno del presidente Joe Biden finalmente dejó de contenerse frente a sus críticos republicanos y lanzó una ofensiva contra los políticos de ese partido que han minimizado la importancia de las vacunas contra el COVID-19 y que han criticado los esfuerzos de ir de casa en casa para inocular a la población.En momentos en que se está aletargando la campaña de vacunación, la Casa Blanca dejó de abstenerse de responder a sus críticos y ahora está saliendo al contraataque contra quienes intentan sembrar miedo sobre las inyecciones o diseminan información sobre la inoculaciones.Luego de que el gobernador de Carolina del Sur Henry McMaster intentó frenar la campaña de casa por casa para aumentar la tasa de vacunación en su estado, la secretaria de prensa de la casa Blanca Jen Psaki fue enfática: “La negativa de dar información válida sobre salud pública, como la eficacia de las vacunas y su accesibilidad en todo el país, incluyendo en Carolina del Sur, está literalmente causando muertes”, declaró Psaki.Si bien el 67% de los adultos estadounidenses han recibido al menos una dosis, las autoridades están cada vez más preocupadas por la gran disparidad geográfica en las tasas de vacunación, y el surgimiento de lo que algunos expertos advierten podrían ser dos realidades dramáticamente diferentes para el país en los próximos meses: una alta tasa de inoculación y menos casos en las partes del país más inclinadas hacia los demócratas, y nuevos rebrotes y el avance de variantes peligrosas en la zonas más inclinadas hacia el Partido Republicano.Al inicio del gobierno de Biden, la Casa Blanca por lo general se abstuvo de criticar a funcionarios estatales o locales por la forma en que el presidente estaba manejando la pandemia. Aparentemente Biden buscó evitar roces y caer en una politización de la campaña de salud pública.Sin embargo, el tono cambió recientemente cuando políticos republicanos criticaron a Biden por pedir una campaña de ir de casa en casa para entregar información sobre las vacunas con la esperanza de que ello aumente la tasa de vacunación.“Tenemos que ir de comunidad en comunidad, de vecindario en vecindario e incluso a veces de casa en casa, literalmente tocando puertas, para ayudar a los que faltan”, expresó el mandatario el martes.El componente de base de la campaña de vacunación ha estado en funcionamiento desde abril, cuando el suministro de vacunas comenzó a superar la demanda. Fue delineado y financiado por el Congreso en el proyecto de ley de ayuda COVID-19 de 1,9 billones de dólares aprobado en marzo y, en su gran mayoría, lo llevan a cabo funcionarios locales y trabajadores y voluntarios del sector privado.Sin embargo, algunos políticos republicanos vieron una ventana política, como McMaster, el representante por Ohio Jim Jordan, el gobernador de Missouri Mike Parson y el fiscal general de Arizona Mark Brnovich, apelando a las raíces del partido, como los gobiernos pequeños y el ala libertaria.“El gobierno de Biden quiere llamar a su puerta para ver si está vacunado”, tuiteó el representante de Ohio Jim Jordan. ”¿Qué sigue? ¿Llamar a tu puerta para ver si tienes un arma?”, agregó.Para la generalmente reservada Casa Blanca de Biden, que durante mucho tiempo ha albergado frustraciones privadas sobre los programas de vacunación rezagados de algunos estados, pero que se negó a condenarlos públicamente por temor a representar divisiones políticas en la salud pública, las críticas republicanas fueron demasiado lejos.“A esos individuos y organizaciones que están propagando desinformación y tratando de desprestigiar esta labor de ir en casa en casa: creo que le están haciendo un mal servicio al país, un mal servicio a los médicos, a los líderes religiosos, a los líderes comunitarios y a los demás que están tratando de promover la vacunación para salvar vidas y ponerle fin a esta pandemia”, declaró el jueves Jeff Zients, coordinador de la Casa Blanca para temas de la pandemia.
Fuente: La Nación