Por Luis Jaime Acosta y Julia Symmes CobbBOGOTÁ, 9 jul (Reuters) – Los militares colombianos
altamente capacitados que terminan sin empleo y pocas
oportunidades tras su jubilación son tentados con frecuencia
para ejercer su oficio en el extranjero como contratistas
privados, desde Yemen hasta Irak, dijeron el viernes oficiales
del Ejército y expertos.Al menos 17 militares retirados colombianos se encuentran
entre los sospechosos del magnicidio esta semana del presidente
haitiano Jovenel Moise, muerto a tiros a primera hora del
miércoles en su casa a manos de lo que las autoridades de la
nación caribeña describieron como grupo de asesinos extranjeros.El asesinato sumió a Haití en una profunda confusión en
medio de las divisiones políticas, el hambre y la violencia
generalizada de las bandas.Los casi 60 años de conflicto interno de Colombia han
proporcionado un prolífico campo de entrenamiento para los
militares.Para los que han sido entrenados como parte de las unidades
de élite contra el terrorismo, la jubilación puede llegar a los
40 años, dejando a muchos con modestas pensiones y poca idea de
qué hacer después.”El reclutamiento de militares colombianos para ir a otras
zonas del mundo como mercenarios es un tema que ha venido de
tiempo atrás, pero realmente no hay ninguna norma que lo
prohíba, que lo impida”, dijo a periodistas el comandante de las
Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro.”Sencillamente son incorporados, son reclutados y hay una
cantidad importante de militares colombianos, por ejemplo, en
Dubái”, explicó.Emiratos Árabes Unidos se convirtió en los últimos años en
un importante cliente de los exmilitares colombianos,
enviándolos a luchar contra los hutíes respaldados por Irán en
Yemen, junto a combatientes de Panamá, El Salvador y Chile,
según Sean McFate, investigador principal del Atlantic Council y
profesor en Georgetown y la Universidad de Defensa Nacional.Los latinoamericanos cobran una fracción de lo que ganan los
exmilitares estadounidenses o británicos, pese a que ganan hasta
cuatro veces sus antiguos salarios, escribió McFate en un
informe de 2019.Reclutados por la experienciaNavarro dijo que con los militares retirados del servicio
activo se inicia un proceso un año antes de que abandonen las
filas, en el que reciben capacitación laboral en algunas áreas,
pero el Ejército no lleva un control de sus actividades una vez
salen de la institución.Los colombianos suelen ser reclutados como mercenarios “por
toda su experiencia”, dijo a Reuters el comandante del Ejército,
general Eduardo Zapateiro.”Muy lamentable porque los preparamos para otras cosas,
mucho mejor”, aseguró el oficial.Los militares colombianos con experiencia en
contrainsurgencia y antiterrorismo urbano o que han recibido
entrenamiento en países como Estados Unidos e Israel son
generalmente los elegidos para el reclutamiento, dijo una fuente
militar a Reuters.Todos los jóvenes colombianos están obligados a hacer el
servicio militar durante un año en el Ejército, la Fuerza Aérea,
la Armada o en la Policía Nacional, aunque los que asisten a la
universidad y pueden pagar una cuota quedan exentos.El convertirse en soldados de tiempo completo puede ser uno
de los pocos trabajos formales disponibles para quienes
provienen de entornos pobres, especialmente de las zonas rurales
más afectadas por el conflicto.El trabajo está mal pagado, es peligroso y supone estar
lejos de la familia, así como enfrentarse a la desconfianza
hacia las Fuerzas Armadas en lugares donde los soldados han sido
acusados y a veces condenados por violaciones a los derechos
humanos.McFate dijo que, aunque empresas estadounidenses como
Blackwater siguen siendo los contratistas militares privados más
conocidos, decenas de excombatientes de otros países están
imitando ahora a los proveedores estadounidenses.”Cada día surgen nuevos grupos militares privados de países
como Rusia, Uganda, Irak, Afganistán y Colombia. Sus servicios
son más robustos que los de Blackwater, ofreciendo mayor poder
de combate y la voluntad de trabajar para el mejor postor con
escasa consideración por los derechos humanos”, escribió McFate
en el informe.”Son mercenarios en todo el sentido de la palabra”, afirmó.
(Reporte de Luis Jaime Acosta y Julia Symmes Cobb. Editado por
Javier Leira)

Fuente: La Nación

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