Como tantas otras cosas, la tradicional bajada de la araña del Teatro Colón para su mantenimiento, también tuvo que hacer una pausa el año pasado. El ritual, conocido como “operativo araña” mediante el cual desciende más de 30 metros desde la cúpula hasta situarse al nivel de la platea a fin de que manos expertas la limpien y le cambien sus 552 lámparas, se realizó por última vez en septiembre de 2019. Estaba lista para iluminar los conciertos, óperas y ballets programados para el resto de esa temporada y la que comenzaría en 2020. Pero la pandemia obligó a cancelar todo y la sala principal quedó a oscuras. Así que, a la impresionante luminaria, esa que corona la sala principal y que está rodeada por las pinturas de Raul Soldi, le tocó esperar todo este tiempo para que la volvieran a poner a punto.Hoy, a pocos días para la reanudación de una temporada que apenas estaba comenzando hubo que ponerle pausa, se pudo finalmente llevar adelante ese operativo que resulta impresionante de presenciar. No se trata de una limpieza cualquiera: hay que hacer bajar y luego volver a subir una lámpara que pesa más de 1300 kilos. Para facilitar la tarea, este mecanismo fue modernizado cuando se hizo la restauración del Teatro que concluyó en 2010. En ese momento, las piezas rotas o faltantes fueron reconstruidas artesanalmente por Juan Carlos Pallarols.Limpieza de la araña principal del Teatro Colón (Santiago Cichero/AFV/)Una vez que la inmensa araña desciende hasta casi llegar a rozar las butacas de la platea se comienza la labor que lleva más de 6 horas de trabajo en total. Allí se reemplazan todas las lámparas por otras nuevas, se limpian las 12 tulipas que las contienen y todas las otras partes metálicas mediante la utilización de paños especiales.Esta lámpara imponente, considerada como una de las más lujosas del mundo fue construida en Europa a fines del siglo XIX por los hermanos Esteban y Luis Azaretto y tiene dos partes: una fija -amurada al techo- de siete metros y medio de diámetro y otra desplazable, de cinco metros y medio de diámetro y casi cuatro de alto, que constituye su plafón central. Ha estado en la cúpula del Teatro Colón desde su inauguración, cuando se encendió por primera vez para la función de gala del 25 de mayo de 1908, con la puesta de la ópera Aída.Limpieza de la araña principal del Teatro Colón (Santiago Cichero/AFV/)Durante el operativo estuvo presente María Victoria Alcaraz, directora general del Teatro Colón, para quien lo que se vivió este martes tiene más que nunca una relevancia todavía mayor desde lo simbólico. “Resultó muy emotivo haber visto hoy a la araña subir nuevamente a la cúpula toda limpia y brillando, lo sentí como un mensaje de esperanza después de todo lo que se ha pasado. Es un trabajo que involucró un gran equipo que incluye especialistas en patrimonio, pasando por electricistas y personal de limpieza. Resultó todo un honor poder poner una lamparita nueva y tocar esta maravilla. Que un teatro como este, emblema de la cultura esté otra vez abriendo sus puertas nos llena de responsabilidad y de una gran satisfacción,” afirmó.Este viernes la sala principal del Teatro Colón reabre sus puertas al público (Diego Levy/)Al finalizar la jornada, se realizó la prueba de encendido, apagado, enfriado y vuelta a encender, para verificar que todo estuviera en orden antes del ascenso final que lleva una duración aproximada de 40 minutos.El Teatro Colón anunció las nuevas fechas de ópera, conciertos y balletDespués de esta pausa obligada y el ajuste de fechas que hubo que realizar a la presente temporada, la araña vuelve nuevamente a estar lista para iluminar la gran sala principal. Este viernes se encenderá para la función con el cual la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires inaugura su ciclo de conciertos. Luego, le tocará el turno el 8 de julio a la temporada lírica con la presentación de Altri Canti, una selección de piezas de Claudio Monteverdi y el 23 de julio al Ballet con la presentación de un programa mixto.
Fuente: La Nación