Mauricio Macri no padece sus días en el llano, lejos de la adrenalina diaria de la cima del poder. Instalado en una vivienda que alquiló en Acassuso, en el partido de San Isidro, el expresidente disfruta de tareas de la vida cotidiana, como llevar a su hija Antonia al colegio o ir a la panadería a comprar merengues de dulce de leche o florentinos. En su intimidad, Macri se jacta de estar muy “psicoanalizado” cuando los dirigentes que lo visitan en sus oficinas de Olivos le preguntan si quiere volver a la Casa Rosada. “Soy feliz donde estoy. No pienso en 2023. Yo quiero ayudar”, repite.Antes de su llegada a Madrid, donde tiene previsto presentar su libro Primer Tiempo, Macri escenificó un giro en su postura para bajar las tensiones que atraviesan a Juntos por el Cambio por el armado de las listas. Después de presionar durante meses con su insistente reclamo para que las diferencias internas se diriman en las PASO, el expresidente se colocó en un rol prescindente y pidió a sus socios que redoblen los esfuerzos para blindar la unidad del espacio.Si bien sospecha que sus herederos políticos, Horacio Rodríguez Larreta o María Eugenia Vidal, buscan correrlo de la escena, Macri insiste en que su prioridad es evitar que el kirchnerismo triunfe en las próximas legislativas. Su pronóstico es dramático: cree que el Gobierno avanzará sobre la Justicia y reformará el sistema electoral si consigue el aval de las urnas en las elecciones de medio término. A su vez, aventura que la bomba económica puede “estallar” en el verano.El intento olvidado de Facundo Manes de crear un partido tras la crisis de 2001Horas antes de subirse al avión, recibió en su casa a Larreta y a Vidal, y firmó la paz con Elisa Carrió, con quien no hablaba hace tiempo. También intentó consolar a Patricia Bullrich, titular de Pro, quien no ocultó su aflicción por el pedido público de Macri para que sus aliados “contengan los egos” y eviten las internas para “frenar” a Cristina Kirchner.Mauricio Macri (Marcelo Aguilar/)Pese a los resquemores por el intento de “parricidio político”, sus últimos encuentros reservados con Larreta y Vidal fueron en buenos términos. No comprende por qué Vidal decidió no competir en la provincia y sospecha los motivos que la llevan a desembarcar en la Ciudad. Considera que Larreta se equivoca en adelantar la pelea por el liderazgo y la candidatura presidencial de 2023. Pero apostó por conciliar. ¿El motivo? Macri suele usar una parábola para graficar ante sus colaboradores su preocupación por las internas en Pro en la antesala de las legislativas: “Mientras los ratones se pelean por el queso, viene el lobo y se los come”, les dice.Anoche, desde Madrid, Macri difundió una carta en su cuenta de Facebook para ratificar su postura conciliadora. “Mucho se ha hablado sobre mi papel este año en el proceso de armar nuestra propuesta electoral. Quiero ser bien claro: soy una persona de consulta desde mi experiencia, pero no peleo lugares ni me meto en discusiones internas”, expresó. Y remarcó que el principal objetivo de Juntos por el Cambio es “ganar” los comicios.¿Candidato en 2021?Ante los suyos, el fundador de Pro avisa que Larreta debe encargarse de que “termine bien” el “enroque” de candidatos generado por las mudanzas de Diego Santilli y Vidal. Y, pese a que Miguel Ángel Pichetto lo intenta convencer cuando lo visita en sus oficinas de Olivos de que sea candidato en las legislativas para desactivar la interna porteña, Macri descarta la chance de postularse. No quiere aplicar la receta del peronismo para resolver una disputa de liderazgo. De hecho, siempre se jacta de haber promovido a dirigentes como Larreta, Vidal o Bullrich. “Sería contracultural, no lo podría concebir”, responde.Su viaje a Europa en medio de las negociaciones por las listas electorales generó críticas de la oposición -como Larreta, compartió una reunión con Juan Manuel López, quien contrajo Covid 19- y lecturas suspicaces de sus aliados. “No lo veo muy preocupado por las listas porque se fue a España”, lanzó un referente de Pro.Su rolSus laderos repiten que Macri no entrará en el “poroteo”. Sin embargo, los suyos dan por descontado que pedirá lugares en las listas porteñas y bonaerenses para sus alfiles, como Hernán Lombardi, Darío Nieto o Fernando Iglesias, entre otros. También incide en el armado en el interior. En Córdoba, por ejemplo, apoyó la postulación de Gustavo Santos, su exministro, y despertó el enojo de los radicales. En Entre Ríos no da por cerrado el apoyo a Rogelio Frigerio.Macri quiere estar presente en la campaña. Se imagina apoyando a candidatos de Juntos por el Cambio en los principales distritos, como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Santa Fe o Entre Ríos.Desde que abandonó la Casa Rosada, Macri reflexiona sobre sus días en el poder. Ante los empresarios o alfiles de Pro que lo visitan, se jacta de que no muchos expresidentes ensayaron una autocrítica pública como la que realizó en sus memorias. Y repite que Cristina Kirchner retenía mucho poder pese a que estaba en el llano: “Manejaba el disc jockey y el catering”, les dice a sus allegados.Contra los consejos de Pichetto, Macri descarta ser candidato en la ciudad para intentar aplacar las internas (Fabián Marelli/)Mientras el larretismo y los radicales buscan dar vuelta la página de la travesía de Cambiemos en el poder, Macri quiere reivindicar su gestión. En ese punto sí le da la razón a Pichetto, quien reclama que los exministros macristas salgan a defender a su administración. El expresidente no lo dice, pero le molesta el silencio de muchos de sus excolaboradores ante las denuncias del oficialismo. “Están mudos”, dicen en su entorno. Macri los entiende porque considera que la política argentina es “traumática” y que el kirchnerismo ha sido “violento”.Del té de Alberto Fernández a los remedios de Viviana Canosa: insólito contrapunto entre Lewin y WolffQuienes lo frecuentan en su despacho lo escuchan despotricar contra el gobierno de Alberto Fernández. Hace unos días se sorprendió cuando sus custodios le dijeron que hace tiempo no comían asado por los precios de la carne. Por la gestión de la pandemia y la crisis, Macri está convencido de que la oposición tiene chances de ganar las legislativas en Buenos Aires, el bastión cristinista, y de volver al poder. Entiende que el 2023 se presenta como una nueva oportunidad, después del “aprendizaje” de su primer mandato. Se imagina una “gran PASO” con candidatos de Pro y los “primos” de la UCR.¿Él buscará revancha? Macri no quiere pensarlo. Tampoco puede decirlo, pero aún se envalentona con el recuerdo de las marchas de “Sí se puede”. “Yo me comprometí con los argentinos: les dije que no los iba a abandonar”, avisa.
Fuente: La Nación