Desde este espacio, que nació con la pretensión de llevar un poco de cordura al quehacer político e institucional del país, hago un nuevo llamado a la solidaridad: paren la mano. De rodillas lo pido: aflojen. Me dirijo en primer lugar a los gobernantes, pero también a la oposición; es decir, me dirijo al Presidente, a la vice, en su doble rol de oficialista y contra, a los de No Tan Juntos Ni Tanto Cambio (¿será ese el nuevo nombre de la alianza?), a todos los que engalanan la realidad cotidiana con escenas pintorescas que hacen las delicias de las columnas satíricas. Pienso en esos tipos que escriben con ironía y digo: con lo fácil que la tienen, ya no les van a pagar por lo que hacen. ¡Alberto les está robando el sueldo!Repasemos. Torturémonos un poco.1) Un grupito de genios del periodismo militante fundado por la dinastía Kirchner decide ir más allá de las fronteras de su trabajo, incursionar en el espionaje y el chusmerío, y publica una lista negra de personas e instituciones “conservadoras”, con pitos y señales de sus vidas, relaciones e ideas. En una sola movida esos genios se cargaron tres o cuatro derechos humanos juntos. Por suerte, el escándalo terminó como tenía que terminar: con una denuncia; los autores de la lista denunciaron que son víctimas de persecución. Mis cielos, se sienten perseguidos. Quién los va a perseguir, si está el riesgo de encontrarlos.2) El lunes, Cristina y Kicillof compartieron un acto en La Plata. Kichi hizo de las suyas: dijo –intentó decir, pero las sílabas se le amontonaron– que buscaba “desmanicomializar” la provincia; fonética y memes aparte, es fácil adherir a que no haya manicomios y, mucho menos, loquitos sueltos, porque un buen día los vamos a ver gobernando. Cristina también dio el do de pecho. Se apareció con un tapadito blanco muy monono, que, según leí en Twitter, compró en The Fur Salon por 2495 dólares (400.000 pesos); ojo, plata bien gastada: es de piel de oveja y lleva capucha con ribete de piel de zorro. Cris llamó ese día a no politizar la pandemia; dijo “pandemia” y tembló el pavimento: era la primera vez que hablaba del tema (solo había hecho una referencia a las vacunas: es decir, le entró por el lado del negocio). Pero quiso la mala suerte que ese llamado a no politizar la cuestión coincidiera con el momento en que Alberto, con chaleco amarillo nada monono, recibía en Ezeiza un avión con AstraZeneca: no un avión especial, sino uno de los 30 que ya surcaron heroicamente los cielos para traernos eso que, como dijo ella, nos permitirá “volver a ser felices”. Me pregunto qué hace el Presidente al pie de ese avión: ¿saluda a las vacunas? ¿Les da la bienvenida? ¿Se hace una selfie con las cajas? ¿Chequea la cadena de frío? Alberto, en serio: que usted siga yendo a Ezeiza no es un papelón; son 14 papelones.3) Jesica Bossi contó que después del célebre fallido del Presidente, cuando dijo que los mexicanos son indios de arco y flecha, y los brasileños, simios, se ha organizado un dispositivo para controlar lo que dice, lo que escribe, con quién se ve, adónde va… Digamos, para que Alberto no caiga en las redes de Alberto; desalbertizarlo. Buenísimo: esa debería ser la primera política de Estado. Pero que no se les escape la tortuga. Esta semana invitó a almorzar a la Casa Rosada a una joven y lindísima pintora mendocina que le había regalado un cuadro. ¿Qué hizo el profesor? La sentó en el sillón de Rivadavia, la llenó de halagos (“te estoy descubriendo”), le pidió que le escribiera por WhatsApp porque su Instagram no lo maneja él, la llevó a recorrer el palacio, la autorizó a grabar y subir todo eso a las redes… (y ella, juvenilmente indiscreta, lo hizo: mostró y contó todo). Wow, cuánta gratitud del Presi, y cuánto arte. Tremendo anfitrión.4) En cambio, los salteños son pésimos anfitriones. Cuando Alberto fue esta semana por el aniversario de Güemes, lo recibieron con protestas y un cartel que decía: “Usted no es bienvenido a Europa del Norte”. Rencoroso, él, sabiendo que por protocolo sanitario a los gauchos de Güemes no les habían permitido participar del homenaje, dejó que un grupo de militantes kirchneristas invadiera la ceremonia. Está crujiendo Salta, hasta hubo un ponchazo, y no lo entiendo: los militantes trabajan de eso, y lo hacen dispuestos a todo; incluso, como ese día, a aplaudir a Alberto. Lo de los gauchos es puro folclore.5) El FMI le reclamó al Gobierno un plan económico “sólido”, y Cecilia Todesca le contestó que “el Gobierno ya tiene un plan económico”. Metamensaje: pedir que sea sólido es una de las típicas exigencias inaceptables del Fondo.6) Alberto les advirtió ayer a los ministros que quienes no defiendan la gestión se tendrán que ir. Terminó de decirlo y no quedaba nadie.En Filipinas, una señora pidió un pollo por delivery y cuando se disponía a comerlo descubrió que en vez del pollo había una toalla, eso sí, adobada y asada. Moraleja: Cris, el problema no es la toalla que nos mandaste; el problema está en la cocina.
Fuente: La Nación