Horacio Rodríguez Larreta prepara un vasto plan de mudanzas: pretende que María Eugenia Vidal se traslade una vez más de la provincia de Buenos Aires a la Capital Federal para encabezar la lista de diputados nacionales de Juntos por el Cambio y quiere que su vicejefe de gobierno, Diego Santilli, se instale como primer candidato a diputado por el distrito bonaerense con miras a disputar la gobernación dos años después. Dirigentes provinciales, liderados por el intendente de Vicente López, Jorge Macri, ven en esta movida un simple capricho del alcalde porteño, a quien le enrostran una obsesión por dirimir el liderazgo de PRO con Mauricio Macri.A todo esto, María Eugenia Vidal está recibiendo una fuerte presión de dirigentes bonaerenses para no dejar la provincia y para liderar la lista de diputados en el mayor distrito del país. Sin embargo, la exgobernadora de Buenos Aires parecería estar dudando entre otras dos opciones: postularse a la Cámara de Diputados desde la ciudad de Buenos Aires, aun cuando tenga que enfrentar a otra lista encabezada por Patricia Bullrich y respaldada por Mauricio Macri en las primarias abiertas (PASO) del 12 de septiembre, o dejar pasar este año para recargar energías y luchar por una candidatura presidencial en 2023. Postulación con la que lógicamente también sueña Rodríguez Larreta, por lo que nadie puede descartar que este le ofrezca a Vidal que lo suceda en la jefatura de gobierno porteña dentro de dos años. Algo que lo alejaría de Martín Lousteau, quien podría considerarse un candidato natural a este último cargo.Rodríguez Larreta, junto a Carrió y Macri (GCBA/)La danza de candidatos puede ser vista como una pugna feroz. O bien, desde una visión más optimista para la oposición, como una constancia de abundancia de figuras políticas en condiciones de luchar electoralmente contra la coalición kirchnerista. No obstante, las manifiestas diferencias en los discursos de María Eugenia Vidal y Patricia Bullrich dan cuenta de una lucha que va más allá de la ocupación de espacios de poder.Mientras la exministra de Seguridad de Mauricio Macri esboza posiciones mucho más confrontativas hacia el gobierno nacional, Vidal se pronunció públicamente en las últimas horas en favor de posiciones más dialoguistas: “La sociedad está yendo a un lugar más moderado. No es el más ruidoso, pero es el mayoritario”, señaló la exgobernadora bonaerense, en lo que pareció un acercamiento a Rodríguez Larreta y un distanciamiento de Macri.El rompecabezas de la principal fuerza opositora tiene otros actores, que no son precisamente de reparto. La líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, está dispuesta a ser la “candidata de la unidad” en la provincia de Buenos Aires, si Vidal se muda de distrito. El problema puede llegar a plantearlo Santilli. Sin posibilidades desde el punto de vista constitucional de aspirar a suceder a Rodríguez Larreta, por haber sido elegido en dos oportunidades consecutivas como vicejefe de gobierno porteño, se plantearía llevar su experiencia al distrito bonaerense. ¿Estaría dispuesto a ir en una lista debajo de Carrió? Aun si consintiera esta alternativa, deberá enfrentar la dura resistencia de algunos intendentes de la provincia de Juntos por el Cambio, empezando por Jorge Macri.El jefe comunal de Vicente López plantearía tres condiciones para el próximo proceso electoral en la mayor provincia del país. La primera es que, en estos comicios de medio término, nadie que tiene responsabilidades ejecutivas, como Santilli o él mismo, abandonen esas funciones para postularse a bancas legislativas; “hay que hacerse cargo de la responsabilidad de gobernar y evitar la testimonialidad”, expresan sus allegados. Una segunda condición pasa por hacer todos los esfuerzos para evitar una contienda interna en las PASO provinciales. La tercera es buscar candidatos de consenso, y Santilli no encajaría en esa categoría, según su criterio.¿Qué pasaría en la provincia de Buenos Aires si Vidal se muda al distrito capitalino y fracasan las gestiones para lograr la unidad? Una probabilidad es que en las PASO se enfrenten dos listas:Una, liderada por Santilli, con el apoyo de Rodríguez Larreta, a la que se buscaría sumar el apoyo de las huestes de Vidal, de la Coalición Cívica, del intendente Gustavo Posse (San Isidro) y de Emilio Monzó.Otra, impulsada por el llamado grupo Dorrego, en el que, además de Jorge Macri, figuran varios intendentes del conurbano, como Néstor Grindetti (Lanús) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero), y del interior provincial, y a la que se buscaría atraer a la UCR, liderada por Maximiliano Abad, y a dirigentes afines a Patricia Bullrich, como Florencia Arietto o Gerardo Milman. Uno de los nombres que suena para encabezar esta última nómina es el de Joaquín de la Torre, el exintendente de San Miguel, pese a que mantendría su amenaza de dejar Juntos por el Cambio para formar parte de un acuerdo con el peronismo provincial no kirchnerista.Hay quienes dentro del PRO reconocen que, por razones estructurales, además de económicas, habría que evitar a toda costa una contienda interna en las PASO. Están los que, apostando a que el peronismo concurra dividido, creen que todavía hay chances de persuadir a María Eugenia Vidal de dar batalla en la provincia, y los que consideran esta alternativa imposible porque entienden que Rodríguez Larreta no puede permitirse no tenerla como candidata en la Capital para frenar la atropellada de Patricia Bullrich.Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal (archivo/)Lo positivo para el principal espacio opositor es que una fuerza política en movimiento es frecuentemente una señal de competitividad. Lo negativo es que el incipiente internismo crecerá en las próximas semanas y probablemente no terminará hasta la segunda quincena de julio, cuando venza el plazo de presentación de listas para las PASO.
Fuente: La Nación