No es una novedad que la pandemia alteró toda rutina existente. En los hogares donde aún no hay una distribución equitativa de las tareas, el trabajo remoto resultó – y resulta – un caos para la mayoría de las mujeres. Ya partíamos de una base complicada, donde las mujeres destinamos el doble de tiempo que los hombres a las tareas del hogar. Luego de los confinamientos ya no se intentaba encontrar un balance, sino sobrevivir a las rutinas, las tareas familiares (con niños involucrados, sus tareas y zooms escolares, el panorama se complicaba aún más) y además trabajar bajo presión, en condiciones de estrés.Incluso esta combinación agotadora no es el peor panorama: la Cepal registró una caída en la tasa de desocupación femenina y una contundente salida de la fuerza laboral durante 2020. ¿El motivo? Atender a las demandas hogareñas. Antes de la pandemia, las mujeres en el continente americano ya eran un 50% más propensas que los hombres a sufrir trastornos de depresión y tenían el doble de probabilidades de padecer trastornos de ansiedad. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), este nuevo contexto generó mayores niveles de estrés y ansiedad en las mujeres que en los hombres, como así también un aumento en las brechas sociales.Expertos ya pronostican que la próxima pandemia será sobre la salud mental. Pero, sólo recientemente la OMS declaró al burnout como enfermedad. El contexto actual visibilizó la importancia de la salud física y mental de las personas y dejó en evidencia la importancia de que las compañías aúnen esfuerzos para aumentar el bienestar de sus colaboradores. Según un estudio realizado por Oracle y Workplace Intelligence, el año pasado fue el más estresante de la historia para la fuerza laboral global y ha afectado negativamente la salud mental del 78%: esto es casi 8 de cada 10 personas. Además, el 70% ha tenido más estrés y ansiedad, lo que se traduce en agotamiento, depresión por no socializar y soledad. Si no se aumenta la atención en estos aspectos, seguramente existirá un fuerte impacto en la productividad global, descontando el costo para la vida personal y profesional de todos. Es ahí donde queremos poner el foco, para brindarle a las personas las herramientas necesarias para garantizar su bienestar emocional y especialmente a las mujeres, que son las más afectadas.Muchas empresas trabajan activamente desde hace varios años en equidad de género, brindando espacios de formación y contención. Sé que la virtualidad es un desafío para este tipo de prácticas pero se trabaja diariamente desarrollando estos espacios de reflexión. Existen ránkings, como Great Place to Work, que reconocen los mejores espacios laborales donde las mujeres se pueden potenciar y aportan visibilidad a este tema tan importante. Recientemente Oracle fue distinguida como una de ellas. Por supuesto, queda un largo camino por recorrer.La equidad debe ser entendida como una globalidad: salarial, laboral, hogareña y social. El 2020 nos señaló la necesidad de estar preparados para lo inesperado y este hito pandémico nos hace comprender que debemos tomar esas lecciones para aumentar nuestra resiliencia y flexibilidad. Para es indispensable asumir un papel proactivo como sociedad. No somos nosotras, somos todos.Socia Estratégica de Recursos Humanos de Oracle
Fuente: La Nación