Se sabe, el distanciamiento social obligatorio y el trabajo a distancia en muchos casos sirvieron de empujón para aquellos que venían madurando la idea de salirse de la ciudad y buscar opciones que les brinden mayor tranquilidad para vivir en un entorno natural.Justamente, a raíz de un informe elaborado por la Dirección de Turismo de Villa Gesell a partir de los datos que arrojaron los permisos de estadía para ingresar a la Villa, detectaron que, a partir de marzo, sus visitantes estiraban cada vez más su fecha de salida. Una tendencia que se consolida y sigue creciendo, ya que según indican las estadísticas, en abril último ingresaron a la ciudad más de 15 mil personas, de las cuales un 40 por ciento solicitó la estadía por más de un mes, mientras que un 15 por ciento lo hizo para el resto del año.Con 5 hijos. Se mudo a Tandil, lejos de la ciudad, para vivir como en su infanciaPaola Nadal (39) vivía en Temperley, donde desde hace ocho años llevaba adelante su propio emprendimiento de viandas saludables y pastelería. Su marido, Eduardo, se especializa en Inyección Diesel y tienen un hijo de 4 años. Cuenta que con sus padres acostumbraban veranear en Gesell, y siempre fue su sueño irse a vivir cerca del mar, cerca del bosque, cerca de la naturaleza. Ya en pareja, arrastró a su marido que enseguida se enamoró del lugar. Así las cosas, en 2016 empezaron a buscar un terreno para comprar en la zona céntrica y construir una casa con local sobre la Av. Buenos Aires, donde los dos pudiesen trabajar. Por cuestiones económicas el proyecto se fue retrasando hasta que llegó la pandemia y les dio el impulso que faltaba para dar el paso. Empezaron a viajar cuando se dio el alta para los residentes en noviembre y por fin el 22 de en enero de este año se establecieron.Paola Nadal y su familia dejaron Temperley y en enero se mudaron a Villa Gesell“Empezamos a meter presión para poder terminarlo porque hacía nueve meses que tenía al nene encerrado, además de la inseguridad que estábamos viviendo allá. No podía salir a las dos o tres de la tarde a una plaza porque no me sentía segura”, cuenta Paola, que arrancó a trabajar en Gesell los primeros días de febrero, ayudada por amigos y conocidos que compartían sus publicaciones en redes para hacer sus primeros clientes.“Estamos bárbaro. Todavía tenemos que ir a buscar cosas allá, a zona sur, y no tenemos ganas. A mi marido mucho no le modificó, porque trabajaba con encomiendas de todo el país y países limítrofes, y ahora sigue trabajando de la misma manera. Después, todo el tema del Covid acá está mucho más tranquilo, la gente se maneja mucho en moto y en bici. Un poco por el tema de la inseguridad, y otro poco por el tránsito que hay allá, hacía 25 años que no andaba en bicicleta, y después de tanto tiempo volví a subirme. Estamos teniendo un mayo con unos días bárbaros. La verdad que no lo cambiamos”, asegura.Según datos del Municipio, en lo que va del 2021 más de 2000 familias se mudaron a Villa Gesell, una tendencia que crece también en localidades del sur del partido -Mar de las Pampas, Mar Azul y Las Gaviotas- entre las preferidas para quienes buscan alejarse de la ciudad y conectarse con un entorno natural.Pablo Cresci (46) es técnico de fútbol y en Buenos Aires trabajaba en un estudio contable junto con su mujer, en Avellaneda. Cuenta que desde ya hace un tiempo venían madurando la idea de mudarse a Gesell y finalmente, a mediados de diciembre último, tomaron la decisión y se fueron a instalar allá.“Hicimos todos los trámites y de a poco fuimos adaptándonos y confirmando la idea. Mi señora venía a veranear con su familia, y ya estando juntos hicimos algunas escapadas. Así que ella fue la que lo sugirió, y si bien yo tenía mis dudas, al final nos decidimos y nos vinimos. Fue una decisión que tomamos pensando en un futuro con Francisco, nuestro hijo de 4 años, en qué podría hacer él acá, y pensando en nosotros también. La profesión de mi mujer es bastante estresante; ella necesitaba cambiar de ambiente, un lugar con más verde y aire, y como el 90 por ciento de las cosas hoy las podemos hacer a distancia, pudimos hacerlo. Igual, cada dos semanas sigo viajando para Buenos Aires, porque todavía sigo un poquito vinculado con el tema del fútbol, porque no quería largar todo así tan de golpe “, explica Pablo.Pablo Cresci: ” Fue una decisión que tomamos pensando en un futuro con Francisco, nuestro hijo de 4 años, en qué podría hacer él acá, y pensando en nosotros también”Por lo pronto, están viviendo a dos cuadras de la playa, en la Av. 2 y Paseo 115, y sienten que el cambio fue muy positivo. A Pablo cada vez le gusta más la idea de quedarse allá, y a medida que pasan los días se convence más de que fue una buena decisión.“Estamos bien acá, estamos contentos. El lugar es muy lindo, es muy tranquilo, hay mucho verde y podés salir sin preocuparte por la seguridad. Es una diferencia muy importante con la realidad que vivíamos allá en Avellaneda. Además, hace poco tuve que hacerme lentes, y en dos días ya los tenía. Esa cosa de las distancias cortitas, donde todo está cerca y hay poca gente, me gusta mucho también. Todo es más práctico y lo tenés más a mano. Mis amigos me decían, sí, en invierno vamos a ver. Pero a mí me encanta que haya cuatro estaciones, me parece que la variedad está muy buena. Y como venís armado como un hogar, encarás invierno / verano sin problemas. Y estás a cuatro horas de Buenos Aires”, señala Pablo.Desde las inmobiliarias afirman que justamente a raíz de esta tendencia a quedarse más tiempo en la villa trabajando a distancia, surgieron también nuevas consultas relacionadas con el tipo de conectividad, la velocidad de internet, las oportunidades laborales, los servicios de salud y la oferta cultural, tendencia que se ve favorecida por los valores de las propiedades y los alquileres, inferiores a los de muchos barrios de Capital y algunas zonas del conurbano.Según informaron, los departamentos o dúplex de 2 ambientes parten de US$ 60 mil, los de 3 ambientes arrancan en US$ 70 mil y por una casa familiar se piden al menos US$ 100 mil. En el caso de los alquileres los valores para una casa de 2 a 3 ambientes rondan en los 15 mil pesos a 25 mil pesos respectivamente.Hasta diciembre del año último, Federico Heuck (43) junto a su mujer y sus dos hijos de 10 y 6 años vivían en San Fernando. Federico es entrenador personal. Cuenta que desde que eran novios, con su mujer veranaban siempre en Villa Gesell y era una fantasía irse a vivir allá, hasta que un día se dio. Tomaron la decisión y partieron decididos a trabajar de lo que fuera.“Si bien hace rato que teníamos la idea, la decisión la tomamos en diciembre el año pasado. Primero pensamos en vender nuestra casa y comprar algo acá, pero cuando llegó la pandemia se freezó todo. Así hasta que a fin de año dijimos bueno, ya que no se vende, alquilamos nuestra casa y nos vamos a alquilar allá”, recuerda Federico.Federico Heuck junto con su familia migraron a Villa Gesell, decididos a trabajar de lo que fueraAlquilar les permite experimentar y conocer más la Villa, y si finalmente se deciden a comprar seguramente les servirá de gran ayuda.“Alquilamos relativamente cerca del centro, en Av. 5 y Paseo 112. Son terrenos grandes, estoy adentro de mi casa y no veo a ningún vecino, es un cambio. Pero nos sentimos como si hubiésemos vivido acá toda la vida. Allá, Victoria ya nos estaba expulsando. Si bien cuando nos fuimos a vivir ahí era un barrio tranquilo, en estos años creció un montón y era un ruido constante. La idea era ya venir a instalarnos acá. Además, con hijos chicos queríamos que recuperen calle y libertad que allá en Buenos Aires era complicado. Así que los chicos fueron importantes a la hora de tomar la decisión, porque uno tiene un recuerdo de una infancia que no se la podés dar hoy allá, y acá sí”, explica.¿Cómo resolvieron el tema de sus trabajos? “Es muy interesante eso, porque mi mujer es maestra de nivel inicial, así que nos vinimos convencidos de que podía trasladar su cargo y yo después me iba a ir haciendo de vuelta, como tantas otras veces. Poco antes de llegar acá surgieron algunos inconvenientes con el tema del cargo: tuvo que salir a buscar de cero en un acto público, por suerte consiguió enseguida y eso ya nos dio la tranquilidad de que teníamos un ingreso. Del alquiler ya no nos teníamos que preocupar porque teníamos la casa de San Fernando alquilada, y yo empecé a moverme fuerte en redes, con publicidad, ploteo en el auto, tarjetas y esas cosas, y por suerte ya estoy trabajando bastante bien”, concluye.Mientras tanto, las expectativas se multiplican en Villa Gesell, donde ya se empieza a notar un mayor movimiento comercial y una ciudad más activa durante la semana.“Gesell tiene para ofrecer una vida totalmente distinta, muy natural, sobre todo en invierno, cuando hacés las caminatas por la rambla, por las calles de arena o en las zonas periféricas. El centro está abierto y es muy tranquilo, la gente se encuentra trabajando en forma relajada, sale a almorzar o va a tomar un café en lo paradores que están abiertos frente al mar. Después, la vida nocturna te permite disfrutar de una gastronomía con lugares muy cálidos, cervecerías artesanales, casas de té que luego se transforman en restaurantes. A diferencia del ritmo de Buenos Aires, acá se corta a la tarde para hacer caminatas, clases de yoga, hacer tenis o andar en bicicleta por diferentes senderos ecoturístico, como el que inauguramos el año pasado en Mar de Las Pampas, una reserva donde podés correr en pleno bosque. Una vida de naturaleza, tranquilidad y muchas actividades saludables”, concluye Emiliano Felice, Secretario de Turismo de Villa Gesell.
Fuente: La Nación