MAR DEL PLATA.— “Tengo más empleados que huéspedes”, admite el propietario de un hotel céntrico de categoría, uno de los pocos que por estadías iniciadas antes del viernes continúa abierto y con habitaciones ocupadas. “Cuatro”, aclara sobre el resultado de este fin de semana extra largo para el olvido.Las pretensiones turísticas se chocaron el viernes con un decreto de necesidad y urgencia que suspendió posibilidad de viajes y trajo aparejados los controles en las rutas para desalentar a los que pretendían salir de paseo en lugar del confinamiento hogareño.Restricciones: El distrito bonaerense que disfruta su “normalidad” con cafés y comercios abiertosAun así varios de los destinos de la costa atlántica recibieron visitantes. Las reservas hoteleras se desplomaron en horas, así que la mayoría de arribos corresponde a propietarios no residentes que, con la certeza de diez días de encierro asegurados, apostaron a cambiar de aires e instalarse en sus casas más cerca de las playas. Bien para descansar o continuar con home working o, en el caso de los más chicos, clases por Zoom con vista al mar.El “índice de persianas levantadas” demuestra que cientos de departamentos que permanecen cerrados en esta época dejan entrar por las ventanas la luz del tibio sol de este feriado bien otoñal, entre nubarrones y algunas lloviznas.Mar del Plata en cuarentena (Mauro V. Rizzi/)“Ha venido mucho propietario no residente desde días antes, cuando ya se rumoreaban medidas más estrictas”, reconoce Juan Ibarguren, director de Turismo de Pinamar. Lo destaca por el movimiento vehicular en las calles, así como también porque hay más gente de caminata por la arena. El intendente de esa comuna, Martín Yeza, confirmó a LA NACION que unos 20.000 viajeros habrían ingresado desde mediados de la semana pasada. “Casi todos tienen acá su propia casa”, precisó.Entre tantos que andan por esta zona se escuchan voces preocupadas por advertencias del Gobierno nacional sobre causas penales a quienes pretendan volver a casa mientras rige el actual DNU. “La gente viajó porque a principios de semana el Presidente decía que no se volvía Fase 1 y ahora están preocupados porque tienen que regresar para trabajar”, señaló Yeza. El panorama es bastante similar en casi todos los distritos de la zona, donde reconocen que los viajeros llegaron en particular el pasado viernes, entre esa noche y las primeras horas del sábado. Por las rutas 2 y 11 hubo tránsito hacia la costa, pero nada comparable a vísperas de un fin de semana largo tradicional.En ninguna de las ciudades y localidades se perciben controles estrictos, como sí ocurría hace un año, cuando se habían establecido retenes en las rutas y puestos de control y pedido de permisos en los accesos principales.Un fin de semana distintoPor Cariló, más pequeño y con una oferta comercial concentrada en muy pocas cuadras, se nota que cambió el ritmo y allí sí se parece más a un fin de semana distinto. No de los largos bien concurridos, pero con más gente de lo habitual.Lo sienten en La Proveeduría, el principal mercado, donde hay colas y ventas. Operadores inmobiliarios consultados por LA NACION confirmaron que recibieron pedidos de propietarios para que les alisten casas porque llegarían desde mediados de la semana pasada. Y a la par llegaron las solicitudes de alquileres hasta fin de este mes, por quincena o por estos días de restricciones que rigen desde el sábado último hasta el próximo domingo.El arribo de visitantes se mira también con desconfianza desde estos destinos, donde la capacidad de los servicios de salud no tiene demasiado margen para atender más allá de su población estable. Y no se refieren precisamente al coronavirus. “Vienen con sus motos y cuatriciclos, se accidentan en los médanos y después hay que dedicarles horas de ambulancia, atención médica y hasta laguna cama de internación en nuestro hospital”, dijo a LA NACION un funcionario de la zona.Mar del Plata en cuarentena (Mauro V. Rizzi/)El feriado ayudó a que esta mañana se viera un paseo costanero bastante concurrido en Mar del Plata. Si bien rigen restricciones, la principal recomendación es que no haya actividades grupales ni reuniones en ámbitos públicos abiertos y mucho menos bajo techo. Por eso hay tantos en caminata, en running o bicicleta. Y con tablas de surf o stand up entre las olas.Los restaurantes tienen salones vedados al público, habilitados solo para compras al paso o envíos a domicilio. Y la mayoría de los hoteles cerrados, varios de ellos tapiados porque después de la temporada o la más reciente Semana Santa se retiraron del mercado ante la inconveniencia del negocio. “La cuestión ya no es si se puede o no tener abierto, lo principal pasa porque no hay clientes”, remarcó un empresario del sector que en su establecimiento tienen luces prendidas, trabajadores presentes y casi nada de huéspedes.Ambos rubros, gastronomía y hotelería, ya anticiparon que a partir del próximo lunes volverán a la actividad. El aviso que hicieron público ayer mediante un comunicado está relacionado con el rumor de una extensión de las medidas de confinamiento en Mar del Plata, considerada por el Gobierno nacional como un área de “alerta epidemiológica y sanitaria”.
Fuente: La Nación