Para el próximo martes 25, día patrio, está previsto que llegue nuevamente al puerto de Bahía Blanca el buque regasificador, necesario para pasar el gas natural líquido (GNL) que se importa a estado gaseoso, e inyectarlo en el sistema. Se trata del retorno de esta embarcación, que se había ido en 2018 luego de 10 años de operación, con la ilusión que indicaba que la Argentina mejoraba sus niveles de producción de gas local y dependía cada vez menos de las compras en el exterior.Por cómo funciona el mercado de gas, el país nunca dejará de importar, ya que es necesario dar respuesta a los picos de demanda en el invierno, cuando se quintuplica el consumo residencial por las bajas temperaturas. Con el petróleo no ocurre lo mismo, ya que la demanda es igual los 12 meses del año.El gas tiene, además, otra característica crucial que lo diferencia del petróleo: no se puede almacenar. Todo lo que se extrae, se inyecta en los gasoductos y se consume. Por eso, tampoco se puede producir de más en el verano y guardarlo para los picos de invierno.Una alternativa que se barajó en algún momento es construir una planta de licuefacción, que haga el proceso inverso a la regasificación: se enfría el gas natural a menos de 160 grados para poder almacenarlo o exportarlo en el verano, cuando crece la demanda por GNL en el hemisferio norte. YPF, inclusive, había alquilado una barcaza para empezar con el proceso.Sin embargo, esa idea duró poco tiempo, ya que se volvieron a congelar las tarifas sobre el final del gobierno de Mauricio Macri y la actual administración de Alberto Fernández extendió la medida. Esto hizo derrumbar nuevamente los niveles de inversión y producción, y obligó a que sea necesario contar otra vez con un segundo buque regasificador, ya que el ubicado en la localidad de Escobar nunca se fue.Además de importar GNL, la Argentina le compra gas a Bolivia.En números: en invierno, el consumo total de gas aumenta de un promedio de 130 millones de metros cúbicos por día (m3/d) a 180 millones. El buque de Escobar tiene un máximo de capacidad de regasificación de 22 millones de m3/d y el de Bahía Blanca, de 15 millones. Bolivia, en tanto, se comprometió a entregar 14 millones de m3/d (un 30% menos de los 20 millones de m3/d que inyectó al sistema argentino en el invierno pasado), aunque el número final podría ser mayor. Por el Plan Gas, que licitó la Secretaría de Energía en diciembre pasado, las empresas se comprometieron a producir 103 millones de m3/d. Además, está la producción extra de gas, que no está contemplada dentro del programa.La otra alternativa que tiene el Estado para cubrir la demanda es quemar combustibles líquidos (fueloil y gasoil), que no solo son más caros, sino que producen un mayor nivel de contaminación.

Fuente: La Nación

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