Desde 1993, los héroes ambientales locales que lideran proyectos con pasión son reconocidos en los Premios Whitley. Estos célebres galardones son impulsados por la Whitley Fund for Nature (WFN), una organización benéfica con base en el Reino Unido, que ofrece reconocimiento, formación y subvenciones para apoyar el trabajo en conservación de la naturaleza en todo el Sur Global.Los postulantes llegan desde todos los rincones del mundo, pero solo 15 proyectos son elegidos para conformar la lista final.El Dr. Ignacio Roesler, biólogo argentino e investigador del CONICET, coordinador del Programa Patagonia de Aves Argentinas y Director Científico de la Asociación, fue reconocido este miércoles por su trabajo para conservar el macá tobiano (Podiceps gallardoi), un ave endémica de la Patagonia Austral, cuya población está en serio peligro de extinción. Ignacio Roesler, biólogo argentino e investigador del CONICET, ganador de los Premios Whitley edición 2021Cuando en 1974 se descubrió al macá tobiano, había cerca de 5000 individuos, pero en 2009 luego del primer censo, la población bajó considerablemente: solo quedaban 800 individuos.Entre los principales problemas que enfrenta la especie figura la presencia de especies invasoras y exóticas en su zona reproductiva, como el visón americano, la trucha arcoiris y la gaviota cocinera. A esto se suma el cambio climático, que se manifiesta en aumentos en la velocidad del viento y en severas sequías, que reducen su hábitat reproductivo.Macá tobiano (Podiceps gallardoi), un ave endémica de la Patagonia AustralEl Dr. Roesler, Kini como le dicen sus colegas, tiene 39 años, se recibió de biólogo en la Universidad de La Plata, se doctoró en la UBA y su pasión conservacionista lo llevó en 2009 como voluntario al Proyecto Macá Tobiano, para tratar de salvar a esta ave emblema de la Patagonia.Once años después, logró que la población del macá tobiano esté estable: ya no se pierden individuos adultos a causa de especies invasoras. Hoy esta ave es una especie bandera de la provincia de Santa Cruz, representativa de los ecosistemas de la Patagonia.Ignacio Roesler observando al macá tobiano en una de las lagunas de la estepa patagónicaLa Estación Biológica Juan M. Barnett, que surgió a partir de este proyecto, es un centro donde todos los veranos junta a un montón de voluntarios, investigadores y conservacionistas de todo el mundo que trabajan no solo para proteger al macá tobiano, sino también al chinchillón anaranjado, el pato de los torrentes, el pato de anteojos, la gallineta chica y el cauquén real entre otros. Al proteger al macá tobiano se cuida también a un montón de otras especies que conviven en el mismo ecosistema en las lagunas de la estepa patagónica.El próximo desafío es recuperar la población de macá tobiano a los números originales.“El Premio Whitley ayudará al Programa Patagonia a realizar un trabajo a mayor escala, fortaleciendo las acciones de conservación que garantizarán la conservación del macá tobiano a largo plazo. Es un reconocimiento al esfuerzo de un grupo muy grande de conservacionistas”, destacó el Dr. Roesler.En la ceremonia de premiación participó la patrocinadora del WFN, la Princesa Ana, y Sir David Attenborough, administrador del fondo. También fueron distinguidos Pedro Fruet, de Brasil; Lucy Kemp, de Sudáfrica; Sammy Safari, de Kenia; Nuklu Phom, de la India, e Iroro Tanshi, de Nigeria. La keniata Paula Kahumbu recibió el Whitley de Oro por su lucha contra el tráfico de marfil y la destrucción de los hábitats.

Fuente: La Nación

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