El comunicado de prensa de la cancillería argentina sobre el estallido de violencia entre Israel y Hamas, el grupo islamista que gobierna la Franja de Gaza, ha sido claramente desafortunado y ha desatado una comprensible polémica al condenar “el uso desproporcionado de la fuerza por parte de las unidades de seguridad israelíes”.Cabe preguntarse acerca de las razones por las que quienes conducen nuestra política exterior se pronunciaron sobre esa cuestión, en momentos en el ataque palestino se desataba sobre la población civil de Tel Aviv y otras ciudades israelíes.¿Con qué autoridad nuestra cancillería juzga –y lo expresa en un documento público– nada menos que las características y los límites de una reacción esencialmente militar directamente vinculada con el derecho inmanente a la defensa propia de Israel?Horacio Rodríguez Larreta: “Repudio el ataque perpetrado contra el Estado de Israel”Tras incidentes graves de contenido esencialmente religioso, que de alguna manera parecieron haberse desmadrado, una terrible lluvia de fuego conformada por más de mil misiles que estaban irregularmente en manos del movimiento terrorista palestino cayó sobre toda suerte de blancos civiles israelíes, causando muerte y desolación.Las tensiones entre ambas partes alcanzaron los niveles más altos de los últimos años. La situación en Gaza sigue siendo sumamente delicada y las fricciones y enfrentamientos entre las partes no han concluido, razón por la cual la nueva escalada de violencia forma parte de un largo y complejo conflicto que, lamentablemente, no se detiene.Es tiempo ciertamente de concentrar esfuerzos en llamados a la paz y a la prudencia. También es tiempo de pedir el cese de la violencia y de hacer todo lo posible para que ambos contendientes encuentren una solución a su largo y doloroso conflicto. No es hora de emitir juicios acerca de la razonabilidad de la respuesta de una de las partes.La desafortunada reacción de nuestra cancillería daña la imagen de prudencia y respeto que debe dar la Argentina respecto de un conflicto internacional del que no forma parte tanto como horada la propia credibilidad.En ese sentido, deben destacarse las voces que se han alzado en nuestro país para rechazar el comunicado oficial; entre ellas, varias de dirigentes de la oposición que han quedado casi en soledad frente al inaudito silencio de la amplia mayoría oficialista.

Fuente: La Nación

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