PARÍS.- Las calles están desiertas y la Torre Eiffel, apagada. La Ciudad Luz entra en pausa cuando cae el sol. Por las restricciones que impuso Emmanuel Macron, todo cierra a las 19, pero la gente puede circular sin problemas. Es una postal ineludible en una ciudad que, sin pandemia, tiene un movimiento incesante. Un recorte perfecto de los efectos del coronavirus. Entre los pocos movimientos nocturnos sobre la coqueta avenida George V, en el centro parisino, asoma el automóvil que transporta a Alberto Fernández.Es casi medianoche y el Presidente regresa de cenar en la Embajada argentina con su comitiva. Aunque está cansado por el ritmo frenético de la gira, que ya atravesó Lisboa y Madrid, se relaja con un grupo de colaboradores.La avenida Champ Elysee desierta por las medidas sanitariasLas negociaciones internacionales se mezclan con las elecciones legislativas. Del respaldo a Martín Guzmán a la relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner, con quien intercambió mensajes en los últimos días. Solo unas pocas personas son testigos del hecho. Al igual que la ciudad, el bar del hotel Prince de Galles está semioscuro y vacío.Los primeros resultados del viaje lo entusiasmaron y el anuncio de que llegarán antes de fin de mes casi cuatro millones de vacunas le dio tranquilidad en uno de las decenas de frentes que tiene abiertos.El Presidente se dedica de lleno a los objetivos que trazó para esta gira, pero con un ojo en lo que sucede en la Argentina. “Está todo el día pendiente de lo que sucede allá”, cuenta uno de sus acompañantes. Teléfono en mano, Fernández mantiene una fluida comunicación con Santiago Cafiero y otros funcionarios.El Presidente considera que alcanzó un principio de acuerdo con el Club de París para prorrogar el pago de 2400 millones de dólares que vencen a fin de mes. Y tiene casi cerrado un encuentro con la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, el viernes, en Roma, para acerca posiciones con el organismo multilateral de crédito. Por esa reunión decidió extender su estadía un día más en la capital italiana.En la delegación argentina se resalta especialmente el paso del jefe del Estado por Portugal, que provocó un intercambio de mensajes con la vicepresidenta Cristina Kirchner que, según confiaron fuentes cercanas al mandatario, lo felicitó. Es que el paso de la delegación por Lisboa, considera, le permitió refutar uno de los argumentos que siempre se utilizaron para castigar a los países medianos, como la Argentina.La razón: ante cada pedido para suspender el cobro de los sobrecargos de tasas de interés con el objetivo de mejorar a la recuperación de los países en un contexto de pandemia mundial la excusa para no cambiar era que sería injusto con Portugal, que tuvo que atravesar la reestructuración de la deuda con esa pesada mochila. Con el respaldo público que expresó el primer ministro luso, António Costa, esa razón perdió peso.La quita de los sobrecargos, por ejemplo, significaría dos puntos menos de tasa para la Argentina, lo que representa unos 950 millones de dólares, argumentan en la comitiva.El Presidente sabe que se juega gran parte del año en la negociación con el FMI. El objetivo del jefe del Estado es sumar el compromiso de Portugal, España, Francia, Italia y Alemania; está prevista una charla virtual con la canciller Angela Merkel la próxima semana.Durante los últimos días, en cada charla, aparece la figura del papa Francisco, con quien se verá mañana. El Presidente quiere evitar cualquier mala interpretación, por eso repite como un mantra que no quiere involucrar al Santo Padre en temas de política doméstica. Pero igualmente se vale de su figura, el Papa actúa como una figura ordenadora.Alberto Fernández y Antonio CostaEl Vaticano será epicentro de un encuentro que juntará figuras claves para la Argentina, entre ellas la titular del Fondo y a Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de Joe Biden, figura clave para la aprobación de la renegociación con el organismo multilateral de crédito.Fernández deposita su confianza en que el presidente de Estados Unidos será receptivo a los apoyos que está cosechando en Europa. Una de las razones, según expresó en las últimas horas, es que busca un acercamiento con las potencias del Viejo Continente tras el “daño” que causó Donald Trump.Las elecciones, la oposición y GuzmánLas próximas elecciones también son parte del análisis que hacen en la comitiva que integran el ministro Guzmán; el canciller Felipe Solá, y dos incondicionales del Presidente, Julio Vitobello y Juan Pablo Biondi.En el escenario que trazan, en el gobierno nacional están convencidos de que ganarán los comicios. Dan por seguro un amplio triunfo en las provincias del norte y reconocen que serán derrotados en Córdoba, Mendoza y la Ciudad. En Santa Fe y Entre Ríos, hay paridad. En la provincia de Buenos Aires la expectativa también es positiva.En este punto, en la Casa Rosada apuestan a que María Eugenia Vidal no jugará en la provincia. “Es inteligente, no creo que vaya a la provincia”, dijeron cerca del Presidente.Alberto Fernández y Emmanuel Macron, en el Palacio del ElíseoEn paralelo, Guzmán continúa en la gira con un perfil bajísimo. Si bien el Presidente dio por cerrada la última crisis que se originó en el Frente de Todos y respaldó a su ministro de Economía, el funcionario se mantiene en silencio.Tras sufrir el asedio de La Cámpora, terminal de poder donde reporta el subsecretario Federico Basualdo, el discípulo del premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz decidió, al menos por ahora y pese a los constantes pedidos insistentes de los periodistas, no hablar. Después de desgaste que sufrió, Guzmán todavía no fijó una postura pública sobre el conflicto que aún mantiene con Basualdo.En medio de una agenda exigente, el titular del Palacio de Hacienda se reservó el punto más importante del viaje para el viernes. Es que ese día Guzmán participará en un seminario que organizó el Vaticano y en el que participarán Georgieva y Yellen.

Fuente: La Nación

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