Luego de los dichos de la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, sobre la posibilidad del cierre de las exportaciones de carne vacuna, toda la cadena de la carne quedó en estado de alerta.
Para los productores, industriales y exportadores, resucitaron todos los fantasmas de los años 2006 a 2016.
En este sentido, la analista del Rosgan (Rosario Ganadero), el mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario, María Julia Aiassa, se preguntó, ante los dichos de Español: “¿Cuál es la verdadera causa de la caída del consumo?”
Aiassa, de esta forma, hace una reseña de los últimos años y pide “sinceramiento”.
“El mercado doméstico transitó períodos en los cuales ha llegado a absorber más del 90% del total producido, en momentos en los cuales la exportación era explícitamente desalentada. Entre los años 2012 a 2015, tras una política netamente combativa del mercado externo, el consumo per cápita promedió niveles de 60 kilos, muy superiores, incluso, al de los principales consumidores de carne vacuna en el mundo”, recuerda.
Como parte de su informa, la analista subraya que el 2020, año claramente signado por la pandemia, el consumo de carne vacuna por habitante cerró en una media de 50,4 kilos anual, el nivel más bajo.
“Sin embargo, el consumo total de carnes en Argentina prácticamente no ha sufrido variaciones en los últimos años, sí lo hizo su composición”, advierte.
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Por medio de datos, asociado a las preferencias y reperfilamiento de los consumidores, Aiassa indica que en 2010 se consumían -de acuerdo a las estadísticas oficiales- 58 kilos de carne vacuna, 35 kilos de pollo y 8 kilos de cerdo, es decir 101 kilos totales. Mientas que en 2020, el consumo de carne de vacuna cayó a 50 kilos, el pollo pasó a 45 kilos y el cerdo a unos 14 kilos por persona (109 kilos totales)“.
¿Falta oferta o falta capacidad de compra?
En base a los precios promedio relevados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), cita el informa, se puede estimar cuanto ha variado el gasto medio de cada argentino en el último año. El cálculo arroja que mientras en 2019, el gasto promedio en los tres tipos de carne alcanzaba los $ 19.500 anuales, en 2020 ese gasto se vio incrementado en un 45%, para ubicarse en $28.100 anuales, moneda corriente (la carne de cerdo y la vacuna fueron las que mayor aumento anual registraron).
Entonces, en respuesta a la pregunta que hizo Aiassa: mientras que el gasto destinado a carnes se vio incrementado en un 45% anual, el ingreso promedio per cápita de la población -según datos del INDEC- creció tan solo un 18,4% anual, algo que dimensiona claramente la pérdida del poder adquisitivo que tan crudamente viene sufriendo el consumidor en los últimos años.
“La respuesta pareciera tener un alto costo de sinceramiento. Pero limitar las exportaciones en defensa del consumo interno, pareciera tener una mayor resonancia electoral, en especial sobre aquellos sectores que se intenta retener. Sin embargo, esta falta de sinceramiento podría llevarnos nuevamente a una historia conocida, cuyos resultados aun los estamos sufriendo”, concluye.The post Sincerar el consumo de carne: ¿falta de oferta o de capacidad de compra del consumidor? first appeared on Infocampo.
Fuente: InfoCampo