Los científicos argentinos Jorge Casal y Germán Murcia lograron demostrar que las temperaturas nocturnas afectan el crecimiento de plántulas de Arabidopsis thaliana no solo durante la noche, sino también durante el día posterior.
¿Cómo es posible esto? Porque los investigadores identificaron que el fitocromo B (phyB), que es un receptor de la luz roja y roja lejana de la especie vegetal estudiada que comparte genes con cultivos ya conocidos registra o “sensa” la temperatura ambiental como si fuera un detector óptico con termómetro incorporado.
Ese fitocromo B tiene un papel clave, porque según indica el becario posdoctoral del CONICET en la FIL y doctor en Agronomía, Germán Murcia: “Las plántulas presentan memoria a corto plazo con relación a la temperatura”.
El trabajo publicado por la Agencia CyTA-Leloir destaca que el estudio logra demostrar así que “las plantas guardan una memoria de la temperatura nocturna, y dependiendo de los niveles térmicos experimentados, pueden crecer más o menos al día siguiente cuando se exponen a la luz solar“.
Para el Ingeniero Agrónomo y doctor en Biología Jorge Casal, director del estudio y jefe del Laboratorio de Fisiología Molecular de Plantas de la Fundación Instituto Leloir (FIL), “en el actual contexto de cambio climático, con el transcurso de los años los cultivos resultan expuestos a temperaturas para las cuales no fueron seleccionados. Necesitamos con cierta urgencia entender los mecanismos que las plantas utilizan para responder a las temperaturas e identificar los genes que participan de esos procesos. De ese modo podremos intervenir mediante plantas que se ajusten mejor a su ambiente de modo de incrementar la producción mundial de alimentos a pesar del calentamiento global”.
El estudio fue publicado a nivel internacional en “Plant Journal”, y también participaron Beatrix Enderle y Andreas Hiltbrunner, de la Universidad de Friburgo, en Alemania.
Fuente: InfoCampo