La cebolla es la segunda hortaliza de mayor relevancia en el mundo, luego del tomate, y la Argentina es el país, después de Brasil, con mayor superficie destinada a este cultivo en América del Sur con 15 mil hectáreas, donde el 50% de su producción se destina a la exportación.
Esta hortaliza es un cultivo totalmente globalizado que se puede almacenar y transportar alrededor del mundo. Sin embargo, hay zonas que por sus características son más convenientes que otras. Este es el caso del sur de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra la mayor parte de la producción de cebolla del país y es considerada como una de las mejores zonas productivas del mundo.
Desde 2012, Nunhems, el negocio de semillas de hortalizas de BASF, impulsa en el país una conversión en la producción de cebollas a través de la siembra de semillas híbridas. Desde sus primeros ensayos en la Argentina, el objetivo de este nuevo tipo de producción fue ofrecerle al productor cebollero un conjunto tecnológico innovador que le brinde calidad y eficacia a su producción.
De esta forma se puede producir más, a menor costo por kilo y con un manejo sustentable a través de la mayor eficiencia en el uso de los recursos naturales.
Antes de la puesta en marcha del proyecto de reconversión iniciado por Nunhems el escenario era muy diferente. El 100% de la producción de cebollas en el país eran variedades comunes que se producían a bajo costo, generando un producto de baja calidad y productividad.
Con la llegada de Nunhems, la superficie sembrada de cebollas híbridas está en continuo crecimiento, mientras que la superficie total cultivada en el país va disminuyendo debido a que la semilla híbrida sumada al paquete tecnológico hace al agricultor más eficiente y competitivo en su comercialización.
“Como líder en la producción de cebollas híbridas, Nunhems tiene el objetivo de acompañar y apoyar a los productores en el desafío de lograr una producción más eficiente y competitiva, haciendo un mejor uso de los recursos a través de innovación tecnológica y de la capacitación en las buenas prácticas agrícolas”, cuenta el ingeniero agrónomo Gerónimo Retamal, especialista en semillas vegetales de BASF.
Cuando el equipo de Nunhems llegó al país, el rendimiento de cebollas era muy bajo dado que el cultivo se realizaba con técnicas muy precarias. Nunhems lanzó sus semillas híbridas que mostraban mayor eficiencia, utilizando máquinas de siembra de precisión. Al respecto, se incorporaron a este tratamiento semillas con fungicidas e insecticidas a través de un pellet con el propósito de protegerlo de plagas y enfermedades, mejorar su homogeneidad y posibilitar la siembra de precisión con máquinas de bajo costo.
Para colaborar y trabajar en conjunto con los productores interesados en esta nueva tecnología, Nunhems proporcionó las máquinas para la mejora en la siembra y emergencia de los cultivos.
Posteriormente, se incorporaron técnicas de riego por goteo, aportando un 90% de eficiencia en el uso del agua en comparación con otros sistemas de riego, permitiendo mayor precisión en la nutrición de las plantas y en consecuencia más productividad y calidad.
“Este paquete tecnológico genera un rendimiento tres veces mayor, de 35.000 a 100.000 kilos por hectárea. En cuanto al uso del agua, se observa una eficiencia 10 veces mayor, de 12 kgs/mm a 125 kgs/mm”, explica el ingeniero Retamal.
Y agrega: “Incrementamos el valor de mercado de semillas, ahora el valor total de hectáreas es más alto. Actualmente, tenemos el 40% de valor de mercado de semillas en el país, siendo los líderes con 90% de participación en el mercado de híbridos. Estamos agregando valor, logrando mayor producción y mejorando la calidad para un mercado consumidor cada día más demandante”.
La experiencia de un productor cebollero que innovó con el cultivo de híbridas:
Proarco Patagonia S.A, es una empresa dedicada a la producción y empaque de cebollas ubicada Villalonga, provincia de Buenos Aires. Su representante, Pablo Ríos, explica cuales son los beneficios de las semillas híbridas: “En la producción, todo tiene que ver con mejorar la genética, buscar una mejor adaptación a la zona; mayor resistencia a factores como hongos y bacterias; y una mayor calidad en el producto expresada en kilogramos. La cebolla híbrida se caracteriza por tener la cáscara deseada; un cuello más fino y chico que previene el ingreso de bacterias; y su precocidad para adelantar la cosecha de febrero a enero e impedir que se realice durante los períodos de lluvia”.
Al ser empacadores y exportadores, el productor comenta otra diferencia como la germinación homogénea: “Todas nacen en un mismo período, con un poder germinativo y vigor que permite que nazcan todas iguales y sin defectos. Con la tecnología de pellet, las máquinas de siembra neumática y el riego por goteo, colocamos las semillas a una distancia perfecta pudiendo calcular la cantidad exacta por metro, haciendo que un rendimiento promedio en la zona de 30.000 kg. lo podamos llevar a 100.000 kg, un 200% más”.
Fuente: InfoCampo